Se definen como "una serie de amigos" reunidos para ayudar a cientos, e incluso, a miles de kilómetros de distancia, a quienes sufrieron los embates del terremoto del pasado 16 de abril en Ecuador por medio de un mapa virtual de necesidades tras el temblor.

Como otros cientos de ciudadanos y empresas, tan pronto se conoció de la dimensión de la tragedia que había dejado el terremoto, con 659 fallecidos, estos «amigos» engrosaron las filas de los solidarios que donaron alimentos, agua y otras vituallas para los damnificados.

Y como otros voluntarios que viajaron a la zona del desastre, estos «amigos» también fueron un paso más allá, aunque en realidad, no se movieron de su entorno diario y decidieron ayudar con aquello en lo que son expertos: tecnología y programación.

Así, transformaron una plataforma usada para ubicar en el mapa las zonas donde ocurren crímenes, en una en la que usuarios, desde un computador o un teléfono celular, vía redes sociales o mensajes directos, exponen sus necesidades como consecuencia del terremoto.

En sus casi dos semanas de funcionamiento, el portal www.terremotoecuador.com ha recibido más de 40.000 visitas y unos 400 reportes de gente que encontró en esa página una especie de altavoz para gritar al ciberespacio sus necesidades más apremiantes.

A Andrés Garzón, vocero de la mencionada plataforma, le extrañó que uno de los reportes, solicitando transporte, se generara en Quito, lejos del lugar del desastre, pero al mirar el detalle del mensaje encontró que se trataba de un grupo de médicos voluntarios que necesitaba ir a la zona dañada por el movimiento telúrico.

Alguien del Ayuntamiento de Quito vio el mensaje en el mapa de Ecuador que aparece en la plataforma, los contactó y poco después los damnificados recibían atención sanitaria de esos galenos.

Garzón comentó a Efe que la mayoría de reportes recibidos tienen que ver con la necesidad de provisión de alimentos y agua, mensajes que, espera, encuentren respuesta.

Por el momento, la plataforma solo recibe los reportes de requerimientos, pero ya trabajan en mejoras que incluya ofertas de asistencia y la posibilidad de seguimiento de los casos reportados.

Según Garzón, tras la plataforma está el trabajo gratuito de unas 70 personas, la mayoría de Ecuador, pero también las hay de Estados Unidos y Colombia.

Dijo conocer solo a unos 15 de ellos. El resto son amigos y amigos de los amigos de los primeros 15 que se sumaron para hacer un mapa donde se reporten las necesidades dividiéndolas en categorías: agua, alimentos, transporte, medicinas, entre otras.

La página, según Garzón, tiene dos tipos de usuarios: aquel que reporta y aquel que mira la información y toma iniciativas.

«La idea es no duplicar los esfuerzos», indicó al asegurar que en su plataforma tienen cabida todos: actores públicos, privados, ONGs, ciudadanos de a pie.

Lo «lindo» de la tecnología -para Garzón- es que les permite ayudar sin necesidad de dejar sus rutinas y ni siquiera tienen que desplazarse a sitios específicos para reunirse en su proceso de mejora de la plataforma. Hablan en línea.

«Somos una comunidad de empresas y voluntariado. No somos una organización; por ahora no somos nada. Somos una serie de amigos que estamos trabajado para ayudar en el área que conocemos, sin fines de lucro» y sin ánimo de protagonizar, dijo.

Según él, las empresas involucradas tienen la tecnología ya implementada para manejar la plataforma, y por ello no les cuesta mucho tenerla en funcionamiento, siempre y cuando el tráfico se limite a «miles» o, incluso, «cientos de miles» de usuarios entre quienes piden ayuda y quienes la ofrecen.

«No es una página de noticias, sino de acción», puntualizó al especular que, como la razón de su aparición es coyuntural, la plataforma podría funcionar durante un año, poco más, algo que dependerá de las necesidades de los usuarios.

Para los involucrados, tampoco supone un gran esfuerzo pues es su día a día, solo que enfocado en una ayuda específica, explicó.

Ni son ni quieren ser los únicos que usan internet para ayudar en la crisis provocada por el terremoto, que dejó miles de damnificados, pero aspiran a convertirse en un punto de convergencia, a través del software libre, que haga visible en un mapa las necesidades de los afectados.

«No es una competencia, sino (un proyecto para) ayudar entre nosotros, cada uno ayuda como puede», subrayó.