Quien debió ser condenado en realidad es Ahmed Mansour Qurani Sharara, un joven de 16 años que participó en eses manifestaciones, dijo el portavoz del ejército, coronel Mohammed Samir.
Según el abogado del niño, su nombre fue añadido a la lista de sospechosos por error y el tribunal no entregó el certificado de nacimiento al juez para cotejar los datos y, sobre todo, verificar la edad del acusado.
El sistema judicial de Egipto es objeto de críticas desde que el ejército derrocó al presidente Mohamed Morsi en 2013. Desde esa fecha, más de 1.000 personas han muerto, al menos 40.000 habrían sido encarceladas y otras 1.200 fueron condenadas a muerte.
Ahora, se espera el desenlace de esta historia que comprueba las falencias de la justicia egipcia, más aún cuando tras darse cuenta de que el “hombre” al que buscaban era un niño, las autoridades detuvieron al padre del pequeño y, aunque fue liberado más tarde, teme lo que pueda ocurrirle a él o a su hijo por esta confusión de identidades.