El acuerdo recoge todos y cada uno de los acuerdos suscritos en La Habana durante el proceso de diálogo. “Nos ceñimos a la Constitución de Colombia y los principios del derecho internacional”, se especifica en el comunicado conjunto. El pacto prevé en esencia que las FARC depongan los fusiles y se conviertan en un partido político. Además, permitirá superar en gran parte un enfrentamiento cuyo resultado se resume en 260.000 muertos, casi siete millones de desplazados y unos 45.000 desaparecidos.
El pacto de La Habana prevé compromisos para solucionar el programa agrario, que dio origen al levantamiento de las FARC, y enfrentar el del narcotráfico, combustible de la violencia. También acordaron un alto al fuego bilateral y definitivo, fórmulas de justicia y reparación de las víctimas, y la participación en política de los futuros excombatientes.
Se espera que las FARC inicien su desarme en un plazo de seis meses contados a partir de su concentración en 23 zonas y ocho campamentos en Colombia. El presidente Santos anunció que enviará el acuerdo al Congreso para la convocatoria al plebiscito para el 2 de octubre. “La decisión, colombianos, está en sus manos”, destacó.