Payton Gendron, supremacista de 18 años, era un creyente en la teoría conspirativa del gran reemplazo, según la cual los blancos están siendo sustituidos por población de otras razas.

Créditos: El País

La Fiscalía del distrito del condado de Erie, al norte de Nueva York, ha confirmado que Payton S. Gendron, un joven blanco de 18 años que el sábado mató a 10 personas, en su mayoría negras, en un supermercado de Búfalo (Estado de Nueva York), actuó por “motivaciones racistas”. Gendron, calificado ya de supremacista blanco por las autoridades, comparecerá el martes ante el juez. La acusación de homicidio en primer grado (con premeditación y alevosía) puede costarle la cadena perpetua, ya que en este Estado no existe la pena de muerte. En su comparecencia ante el juez, el sábado por la noche, para la lectura de los cargos, Gendron permaneció impasible, sin asomo de ningún tipo de emoción, y se declaró no culpable. El joven tuvo un primer contacto con la policía el año pasado, tras proferir “amenazas generalizadas”, no de corte racista, contra su instituto, por lo cual fue derivado a un hospital, donde fue sometido a una evaluación psiquiátrica y, día y medio después, dado de alta. Desde entonces desapareció del radar de la policía.

De las víctimas de los disparos, 10 muertos y tres heridos cuya vida no parece correr peligro, 11 son negros y dos, blancos. Provisto de un rifle de asalto y otras dos armas y de equipamiento militar, incluidos chaleco antibalas y un casco con una cámara incorporada para transmitir en directo su acción, escogió un supermercado de la cadena Tops, ubicado en un barrio de clase baja y población mayoritariamente afroamericana, en las antípodas del homogéneo condado blanco en el que el asesino vivía con sus padres y hermanos. La plataforma de vídeo Twitch, que pertenece a Amazon, cortó la retransmisión del tiroteo a los dos minutos de iniciarse. Mostraba los prolegómenos del horror: la llegada de Gendron en coche al lugar, el aparcamiento y sus pasos decididos hacia la primera víctima, una mujer en camiseta de tirantes y bermudas que salía del establecimiento. Cuatro de los muertos cayeron en el parking. El resto, dentro. “Había cadáveres por todas partes”, declaró un cliente a los medios locales.

La radicalización del supremacista Gendron, vía internet, dio un paso adelante en mayo de 2020, cuando, por el aburrimiento de la pandemia, empezó a frecuentar foros como 4chan, en el que conoció la teoría conspirativa del gran reemplazo o sustitución, según la cual los blancos corren el riesgo de ser sustituidos por población de otras razas. Según relata en un manifiesto de 180 páginas que colgó en internet, cuyos detalles han sido divulgados por el diario The New York Times, se preparó para el ataque de Búfalo durante años, comprando municiones y equipamiento a la vez que practicaba tiro con frecuencia. En enero, el plan germinó.

Gendron aparenta ser un lobo solitario, trastornado por el odio, capaz de escribir 180 páginas detallando su plan para matar al mayor número de negros en la ciudad con más porcentaje de población afroamericana de su Estado. Un chaval equipado con un rifle de asalto —en cuyo cañón había pintado en blanco el peor insulto posible a alguien de color, según medios estadounidenses, que no concretan la descalificación—, con una cámara para retransmitir la carnicería como hizo el supremacista blanco que atacó dos mezquitas en Nueva Zelanda y dejó medio centenar de muertos en 2019, uno de sus modelos.

Un lobo solitario y mimético: también se inspiró en la matanza de El Paso, en 2019, en la que un blanco viajó durante horas a través de Texas —como Gendron hizo el sábado a lo largo de 320 kilómetros por el Estado de Nueva York— para atentar contra población latina en unos grandes almacenes, con 23 muertos. El asesino de El Paso, Patrick Wood, dejó colgados en internet sus motivos, toda una declaración de odio. Como Brenton Tarrat, el asesino de Nueva Zelanda. Como el mismo Gendron: un relato con pormenores hasta la náusea de dónde aparcar, dónde comer antes de perpetrar el ataque, cómo recorrer todos los pasillos del supermercado y rematar, si podía, a cada negro con un tiro en el pecho.

NOTA ORIGINAL: El País – LINK