Más de 200 enfermedades infecciosas se han visto agravadas por los efectos del cambio climático, por el calentamiento de las zonas en las que actúan los organismos que transmiten enfermedades.

Shuttterstock

Más de la mitad de las enfermedades infecciosas se han visto agravadas en los últimos años por el cambio climático, que ha intensificado la interacción entre los seres humanos y los microorganismos.

La emisión de gases de efecto invernadero y sus consecuencias, entre ellas el calentamiento del planeta, la deforestación, las inundaciones o las sequías, pueden ser la causa de nuevas amenazas de salud pública: fuerzan la migración de animales y comunidades enteras, y provocan, una reordenación geográfica.

Cada vez es más evidente que la crisis climática favorece a la aparición nuevos brotes. Según un estudio publicado en la revista Nature, el 58% de las enfermedades infecciosas más frecuentes a las que nos enfrentamos son sensibles al menos a un fenómeno climático.

La investigación también muestra la gran diversidad de propagación que tienen estos microorganismos, siendo los mosquitos, garrapatas o aves la vía más frecuente de contagio. Cuatro de cada cinco alertas de emergencia sanitaria se deben a brotes y epidemias zoonóticas (transmisión de un animal a una persona).

El calentamiento global se relaciona con 160 enfermedades; las precipitaciones e inundaciones, con 122 patologías; y la sequía, con 81. También fenómenos como los incendios y las oleadas de calor agravan una veintena de enfermedades, y el aumento del nivel del mar afecta a una decena.

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