Las megaconstrucciones hidroeléctricas y la construcción y rehabilitación de los principales ejes viales del país, son algunos de los principales cambios en los que ha invertido el actual régimen para mejorar las condiciones de vida de los ecuatorianos.
Desde 2007, uno de los objetivos más ambiciosos del actual régimen fue la transformación de la matriz energética de Ecuador, que busca disminuir el consumo de productos derivados de petróleo, tener un sistema eléctrico más limpio, eficiente, confiable, y a apuntalar el cambio de la matriz productiva del país.
Con este horizonte, el gobierno planificó la construcción de ocho proyectos hidroeléctricos a nivel nacional. Coca Codo Sinclair, Sopladora, Manduriacu, Delsintanisagua, Minas-San Francisco, Mazar-Dudas, Quijos y Toachi-Pilatón son megaproyectos que permitirán mejorar la matriz energética aprovechando los recursos hídricos del país andino y que beneficiarán a más de 15 millones de ecuatorianos.
Con la inversión en estas obras, el actual régimen puso fin a un retroceso de más de 30 años, en los que los gobiernos de turno apostaron por una economía rentista, especulativa, basada en el privilegio de la deuda externa por sobre la interna.
De las ocho hidroeléctricas, una ya se encuentra en funcionamiento y dos de las más grandes ya están en la fase de pruebas. La central de Manduriacu, ubicada en la comunidad Cielo Verde, en el cantón Cotacachi, provincia de Imbabura, en el norte de Ecuador, aporta con 65 megavatios al sistema nacional interconectado y sirve para abastecer el consumo de más de 250.000 familias. Además, evitará la emisión de 180.000 toneladas de CO2 por año.
El cambio de la matriz energética, según el vicepresidente Jorge Glas, busca, además, ser amigables con el medio ambiente. “Los compromisos que los grandes países han asumido en los últimos meses el Ecuador los cumple desde hace tiempo”, señaló en durante una visita técnica que realizó a la subestación eléctrica El Inga, ubicada al noreste de la capital ecuatoriana.
El proyecto más importante, el Coca Codo Sinclair, en el que se invirtió 2.245 millones de dólares, está “casi terminado”, de acuerdo al ministro coordinador de Sectores Estratégicos, Rafael Poveda, y al momento se encuentra en fase de pruebas. La inauguración está prevista para el próximo mes y permitirá generar 1.500 megavatios de energía, con lo que se abastece al 30% de la demanda nacional.
La hidroeléctrica Sopladora, que se ejecuta en la provincia del Azuay (Austro), registra un avance de 77% y una vez finalizada aportará al Sistema Nacional Interconectado una energía media anual de 2.800 Gigavatios y 487 megavatios.
Según cifras de la Vicepresidencia de la República, en el actual régimen se ha invertido más de 4.750 millones de dólares en la construcción de los proyectos hidroeléctricos, que una vez que entren en funcionamiento le ahorrarán al país cerca de 750 millones de dólares por la disminución del consumo de combustible en 2016 y 1.200 millones en el año 2017 pues dejará de importarlo.
Según Poveda, los habitantes de la Amazonía ecuatoriana han sido los más beneficiados con el cambio de la matriz energética pues es en los sectores rurales donde existían más cortes de electricidad. «Ahora tienen cobertura absoluta», señaló.
Para 2016 el ministro Poveda anunció la construcción de una nueva central hidroeléctrica con inversión extranjera. Se trata del proyecto Cardenillo, en la zona austral del país que formará parte del sistema Paute.
Ecuador alcanzó la soberanía energética
El ministro de electricidad, Esteban Albornoz, dijo a Andes que en este momento el Ecuador ya alcanzó la soberanía energética y eso ha permitido “mejorar sustancialmente la gestión de las empresas eléctricas”.
En gobiernos anteriores, indicó, las pérdidas de energía eléctrica superaban el 23% y en ciertas zonas del país llegaban al 50%, mientras que ahora el Ecuador tiene apenas el 12% en pérdidas de energía eléctrica.
“Nos pasó factura en el 2009 por la falta de inversión, entendamos que los proyectos hidroeléctricos no se pueden construir en un año ni dos, son proyectos que duran seis, ocho, nueve años y Ecuador ha cambiado muy rápido en relación a este tipo de proyectos”, manifestó.