Desde el momento de la desafiliación, el correísmo empezó a buscar la manera de constituir una nueva organización política reconocida por el Consejo Nacional Electoral (CNE) y así participar por el no en la consulta popular de febrero del 2018 que propuso el gobierno de Lenín Moreno y, luego, en las elecciones seccionales de marzo del 2019.
En la campaña sobre la consulta popular, varios correístas giraron alrededor del Foro Nacional de Mujeres, organización reconocida por el CNE que hizo campaña por el no. En esa ocasión, el porcentaje más alto que alcanzó el “no” fue del 36,92 %, en la pregunta 3, que proponía la reestructuración del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS) para la reevaluación de autoridades.
Esto ocurrió luego de que el 15 de enero del 2018, el CNE negara la clave de acceso a la «Revolución Ciudadana», porque el eslogan y el logo que proponían ya lo utiliza Alianza PAIS.
Luego del fracaso en la consulta popular, los correístas intentaron, por segunda vez, tener una organización propia. El 23 de febrero de ese año, decidieron crear la «Revolución Alfarista», pero el 5 de abril, el CNE negó la entrega de claves y acceso al sistema informático para la recolección de firmas.
El 5 mayo y con miras a las seccionales del 2019, el correísmo llega a un acuerdo para participar con el Movimiento Acuerdo Nacional (MANA), que ya tenía clave para recoger firmas pero, tras una disputa interna en esa organización, los correístas también quedaron fuera en agosto, cuando el CNE reconoció otra representación legal.
Para diciembre, el correísmo anuncia que irá a las seccionales del 2019 con el movimiento Fuerza Compromiso Social (FCS), creado por el exministro y sentenciado por lavado de activos Iván Espinel. El 24 de marzo del 2019, con FCS «por la Revolución Ciudadana» obtienen dos de 23 prefecturas (Pichincha y Manabí) y más de 60 concejalías.
Nota Original: El Universo – LINK