Luis acudía a ese sanatorio desde hace más de 53 días, en que Leslie ingresó por complicaciones por COVID-19. Se acercaba hacia un patio interior, hacia donde daba la ventana del dormitorio de ella y se hincaba para orar a Dios por la recuperación de su esposa.
Portando una mochila en la espalda se lo observaba a diario, arrodillado, clamando a Dios que Leslie salga del estado crítico en el que se mantenía.
Lamentablemente, ella falleció el último viernes por complicaciones debido al coronavirus COVID-19, mal que ha dejado miles de muertes y dolor en familias ecuatorianas desde marzo del año pasado.
La muerte de Leslie ha sido un duro golpe para la familia Aguilar Pilco. En los últimos días la mujer estaba sedada y con ayuda de un respirador artificial. Su condición era grave.
Incluso la madre de Leslie llegó desde Estados Unidos, donde residía, hasta Portoviejo, para acompañar a su hija.
Según El Diario de Manabí, el 14 de noviembre Luis presentó síntomas de COVID-19, por lo que guardó cuarentena en una habitación. Días atrás, él no se explicaba cómo su esposa contrajo el virus. La salud de ella se deterioró y fue hospitalizada.
La historia de amor entre Leslie y Luis se inició en Guayaquil hace más de ocho años, explicó Adrián Murillo, primo de ella. La mujer era oriunda de la urbe porteña, mientras que su esposo es de Portoviejo.
Murillo indicó que Leslie vivía en Guayaquil, pero acudía de manera frecuente a la capital manabita para pasar con sus primos. “En vacaciones siempre iba a Portoviejo, a mi casa, que es donde siempre quería ir”, explicó el primo.
Entre lágrimas, Murillo trataba de asimilar lo sucedido. “Ella será mi eterna hermana menor y prima. Ella compartió conmigo muchos momentos”, expresó.
Sostuvo que Luis trabaja en una entidad bancaria en la capital manabita, mientras que Leslie se dedicaba a los quehaceres domésticos. No tuvieron hijos, en sus 8 años de casados. “Ella se dedicó a su esposo”, indicó Murillo.
El deceso de Leslie conmovió a cientos de ecuatorianos que conocieron la historia de Luis, que pedía a Dios de rodillas por la salud de ella.
Para Helen Franco, psicóloga clínica del hospital de Los Ceibos, Luis se encontraba en una etapa de negación, que conlleva una parte esperanzadora.
“Él se estaba aferrando a la vida de su esposa, por eso entra en la etapa de negación ante el duelo anticipado, porque él sabía el cuadro clínico. Él se estaba llenando de pensamientos positivos, y en el momento en que estaba arrodillado, también atraía en la parte psicológica las situaciones que él vivió con su esposa”, refirió.
Explicó que durante la pandemia hay pacientes que se lamentan no haber actuado a tiempo para tratar el virus a familiares. También empiezan a recordar vivencias, o lo que no pudieron decirles mientras se encontraban vivos.
“No solo es el miedo a la muerte a esa persona querida, sino en la parte psicológica también el miedo de no haber hecho muchas cosas por esa persona”, manifestó Franco.
Resaltó el amor de Luis por su esposa, incluso al exponerse a volver a contagiarse al ingresar a la casa de salud para orar por su restablecimiento.
Leslie fue cremada y velada ayer en la sala funeraria Santa Marianita, en Portoviejo.
Nota Original: El Universo – LINK