El anuncio del ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, de introducir el castellano en lugar del catalán como lengua vehicular en el sistema educativo de Cataluña provoca un incendio político de grandes magnitudes.

EFE

El factor lingüístico, tan sensible como peculiar en España, se convierte en el último foco del enfrentamiento entre el gobierno y los nacionalistas vascos, catalanes y gallegos. La decisión ya está tomada aunque el Ejecutivo de Mariano Rajoy sabe que no será una tarea sencilla.

Aunque sin especificar cómo se llevará a cabo esta modificación, algunas fuentes afirman que el ejecutivo español permitiría la libre elección de la lengua vehicular en los planes de estudio que hasta ahora ese papel estaba reservado al catalán con el castellano como asignatura obligatoria.

Esta es una de las más ásperas peculiaridades del modelo educativo autonómico español y que en el pasado fue fuente de controversia. En España existen otras dos lenguas, además del catalán, que gozan del rango de cooficialidad en el sistema educativo: El euskera, un idioma milenario al que le faltó poco para desaparecer en tiempos de Franco pero que hoy es hablado por el 34% de los vascos; y el gallego, que al contrario de los otros dos idiomas, perdió terreno en la última década frente al empuje del castellano.

El objetivo que se buscaba con el modelo de inmersión lingüística en estas regiones era proteger a sus idiomas, en situación de debilidad tras 40 años de prohibición y ahora por los vientos simplificadores de la globalización.

Fuente: El Telégrafo