Cuando estalló el escándalo del FIFAgate, en mayo del 2015, José Luis Chiriboga, hijo del expresidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF), dijo: “Estoy arruinado”. A partir de allí, piensa en el problema “las 23 horas”. Así lo contó José, empresario de futbolistas, al acudir como testigo a un Tribunal de Estados Unidos, por el caso FIFAgate.
Dijo que uno de los momentos difíciles de su vida fue cuando su padre, Luis, le dijo: “Lo siento, destruí tu vida”. Así, el exfutbolista del Deportivo Quito matizó la historia sobre cómo se lavaron USD 2,8 millones procedentes de supuestas coimas entregadas por la firma Full Play, una de las empresas acusadas por la Fiscalía estadounidense, por la adjudicación de derechos de televisión y comercialización de las copas América, Libertadores, Recopa y Sudamericana.
En su testimonio, Chiriboga –hijo-, confesó que su padre le pidió usar la cuenta en el Biscayne Bank, en Miami, para recibir transferencias de Full Play y de una de sus empresas asociadas, Cross Trading. Según el relato, Biscayne Bank cerró la cuenta, pero luego, Full Play le envió los pagos a los bancos Chase y HSBC.
“Fue mi padre quien me lo pidió. No podía decir que no”, dijo Chiriboga, según un reporte de la agencia de noticias AP. Dentro del expediente judicial del FIFAgate, Santiago Peña, exfuncionario de Full Play, entre el 2009 y el 2015 y otro de los testigos, declaró que a Chiriboga le pagaron USD 2,8 millones por concepto de supuestas ‘consultorías’.