La investigadora del Área de Sismología de la institución, Mónica Segovia, explicó en una rueda de prensa que al ser los eventos tan profundos, alrededor de los 140 kilómetros en el caso de la provincia amazónica y de los 70 en Guayas (y no 34 como se informó en un principio), «no causaron grandes problemas» en cuanto a daños personales y materiales.
Las mayores intensidades, esto es, con qué fuerza se siente el movimiento telúrico en diferentes zonas, se dieron precisamente en Guayas en ambos eventos sísmicos, llegando a una intensidad de 6 en una escala que va desde el 1 hasta el 12. «Esta es una de las características de los eventos profundos, que se sienten en zonas bastante amplias«, aseguró la investigadora del Geofísico.
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Segovia recordó que Ecuador es un país «sísmico y volcánico«, por lo que cada día se producen temblores, la mayoría de ellos de baja intensidad e imperceptibles para la sociedad. La placa oceánica de Nazca, sobre la que se encuentra el país andino, se introduce y se contorsiona hacia el interior del continente, lo que provoca que sea más profunda en la región amazónica que en la costera, lo que explica la mayor profundidad a la que se produjo el evento sísmico de Morona Santiago.
Sobre la relación que existe entre los dos sucesos, señaló que, actualmente, «la única» que existe es que ambos «están ocurriendo en la misma placa», aunque continuarán investigando si hay una relación temporal entre ellos. En el terremoto de la provincia oriental, el mayor con magnitud 7,6, se contabilizaron hasta seis réplicas, siendo la mayor de magnitud 6,1 y la menor de 3. Mientras, el temblor que se produjo cerca de Guayaquil, capital de Guayas y principal motor económico del país, solo se contabilizó una réplica de 3,1.
Segovia reconoció que este tipo de movimientos telúricos genera que la ciudadanía se asuste y corra al exterior, que algunos objetos se desprendan y que las infraestructuras sufran daños leves, nunca estructurales. Finalmente, instó a la población a que mantenga la calma y tenga siempre activo el plan de contingencia, y a que esté pendiente, piense y analice la «vulnerabilidad de todas las estructuras» para ver cómo evitarla.
Fuente: El Telégrafo – Nota original: LINK