“Hemos superado el impasse con el Gobierno de los Estados Unidos”, informó Luis Gilberto Murillo, canciller colombiano, la noche del domingo, 26 de enero, tras las fricciones que pudieron terminar en fuertes sanciones económicas para el país sudamericano.
Para Erich Saumeth, analista en Defensa, Seguridad, Convivencia y Orden Público, la petición del presidente colombiano, Gustavo Petro, desautorizar el ingreso de aviones norteamericanos con migrantes ante la falta de protocolos humanitarios para los ciudadanos, ocurrió en un mal momento.
Uno en el que, según dijo, Donald Trump arrancó su gestión cumpliendo sus promesas de campaña, específicamente, aquellas relacionadas a la política migratoria. Consideró que la postura adoptada por Petro no calculó la magnitud de las consecuencias que traería para su país oponerse a la administración del republicano.
“Falló en los cálculos. No pensó que la respuesta sería de la magnitud que conocemos. Tampoco calculó las consecuencias”, dijo.
Saumeth recordó que EE.UU. es el principal cliente de Colombia, por lo que el 29% de las exportaciones van a ese país. Mientras tanto, el país sudamericano se ubica en el puesto 25 de la lista de importancia de Estados Unidos, a quienes importan apenas el 0.1% de su producción.
Daniel García, analista y docente de Relaciones Internacionales de la UIDE, coincidió con Saumeth en que las sanciones que pretendió el gobierno de Trump para afectar a Colombia, son parte de la “impresión” de que se cumplen las ofertas de campaña. Esto incluso, precisó, mostró un escenario de manejo de crisis de ambos gobiernos en materia internacional.
Algo que, desde la administración de Gustavo Petro, culminó con una aceptación de vuelos de migrantes, siempre y cuando exista un protocolo que proteja su dignidad al momento de ser repatriados.
Retórica agresiva y respuesta inmediata
Si algo aprendieron los países de Latinoamérica del impasse entre Estados Unidos y Colombia es que todo pronunciamiento en contra de Norteamérica tendrá una respuesta de Donald Trump. Así lo manifestó Erich Saumeth.
“Es una advertencia de la manera que se desarrollarán las relaciones con el punto de vista político y económico entre EE.UU. y el resto de Latinoamérica”, consideró.
Saumeth precisó que el mensaje de Trump en su segunda administración al frente de la Casa Blanca es para el mercado interno y para sus electores, en el marco del primer año de “luna de miel”.
Por su parte, Daniel García precisó que la retórica agresiva o de amenaza aplicada por el republicano es de corto uso. Esto, debido a que Estados Unidos ya no es una potencia unipolar, y existen otras alternativas de relacionamiento internacional. Frente a esto, indicó, los países latinoamericanos deberán “cubrirse las espaldas” buscando otras potencias.
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