Este jueves, tras 53 días de renegociaciones que incluyeron las propuestas de los partidarios del no, los colombianos tienen una nueva esperanza de ponerle fin a un conflicto de más de 52 años que ha dejado 250.000 muertos y cerca de 8 millones de víctimas.
El presidente Juan Manuel Santos, el equipo negociador del Gobierno, alias Timochenko, el equipo negociador de las FARC y un puñado de invitados, se dieron cita en el Teatro Colón, en el centro de Bogotá, y firmaron el nuevo acuerdo.
El documento fue firmado con un ‘balígrafo’, un bolígrafo hecho del casquillo de una bala y que tiene una inscripción que dice: La balas escribieron nuestro pasado, la educación escribirá nuestro futuro.
Rodrigo Londoño, ‘Timochenko’, dijo que este nuevo acuerdo le pertenecía a todos los colombianos, en especial a quienes trabajaron por él en este tiempo que corrió entre el plebiscito y este jueves.
«Que la palabra sea la única arma de los colombianos. Que la libertad de movimiento y pensamiento sean reales», dijo el líder guerrillero.
Además, dirigió un breve mensaje al presidente electo Trump: «Aspiramos a que el gobierno de Trump pueda jugar un destacado papel en la paz mundial».
«A nuestros adversarios, nuestra invitación a convivir en la diferencia», finalizó ‘Timochenko’.
Por su parte, Santos también resaltó el trabajo de las delegaciones y dijo que los colombianos eran un pueblo que no se rendían.
«La paz y la concordia es un sueño que llevamos buscando desde hace décadas», afirmó.
«Hoy hemos firmado el acuerdo definitivo, el acuerdo del Teatro Colón. La paz y la concordia es un sueño que llevamos buscando desde hace décadas Hicimos los cambios con un sentido de urgencia, porque la incertidumbre conspira contra la paz», añadió.
El mandatario colombiano explicó que la refrendación se hará en el Congreso y dijo que cinco días después de que sea aprobado los guerrilleros irán a las zonas veredales y a los 90 días se iniciará la dejación de armas.
Santos reconoció que este acuerdo era mejor que el firmado en Cartagena y finalizó diciendo que toda guerra era una pérdida.
En un país polarizado por cinco décadas de conflicto, este nuevo documento también ha enfrentado críticas. Mientras el gobierno dice que incluyó la mayoría de las propuestas de los opositores, los partidarios del no han afirmado que no es suficiente y que este acuerdo apenas tiene un «retoque».
Aún así, el presidente Santos siguió adelante y después de la firma –en una sobria ceremonia que nada tendrá que ver con el majestuoso evento en Cartagena el 26 de septiembre, a la que asistieron decenas de líderes mundiales– se presentará el acuerdo ante el Congreso, donde se buscará aprobarlo por un mecanismo que aún no ha sido anunciado.