«Deseo que el espíritu de los Juegos Olímpicos pueda inspirar a todo el mundo, participantes y espectadores (…) para conseguir como premio no una medalla sino algo mucho más precioso, una civilización en la que reine la solidaridad», dijo en un mensaje ante los peregrinos de lengua portuguesa que asistían a su tradicional audiencia general de los miércoles en el Vaticano.
«Todos somos miembros de una única familia humana, independientemente de las diferencias de cultura, color de piel o religión», afirmó el sumo pontífice.
De igual manera envió un mensaje de aliento a los brasileños: «Les deseo que sea una oportunidad para superar momentos difíciles y comprometerse en el trabajo de equipo para construir un país más justo y más seguro».
El papa también habló este miércoles de su reciente visita al campo de exterminio de Auschwitz, donde durante la Segunda Guerra Mundial murieron 1,1 millones de personas, en su mayoría judíos.
«En ese silencio escuché, sentí la presencia de todas las almas que pasaron por allí (…) Viendo la crueldad en aquel campo de concentración pensé inmediatamente en las crueldades de hoy», aseguró.