Los expertos taxidermistas del Museo Americano de Historia Natural hicieron un trabajo excepcional con el quelonio fallecido el 24 junio de 2012. El 17 de febrero del 2017 vuelve a Santa Cruz, la isla que le acogió los últimos 40 años de vida y en donde se convirtió en un símbolo de la conservación, al ser la única sobreviviente de la depredación de su especie, producida por el ataque constante de piratas y bucaneros que llegaban al archipiélago de Galápagos desde el siglo XVIII
La extinción de las tortugas de la isla Pinta ha servido de catalizador para el extraordinario esfuerzo desarrollado por el Estado ecuatoriano para restaurar no sólo a las poblaciones de quelonios de todo el archipiélago, sino también por mejorar el estatus de conservación de otras especies amenazadas.
Más de siete mil tortugas han sido repatriadas desde los centros de reproducción y crianza en cautiverio desde la década de 1960. Actualmente, se estima que Galápagos cuenta con una población de entre 45 y 50 mil tortugas en todo el archipiélago.
George murió sin descendencia, pese a los intentos del Parque Nacional Galápagos por aparearlo. Primero se intentó con las tortugas hembras de la especie de volcán Wolf de la isla Isabela, de las que se obtuvieron huevos infértiles. Posteriormente, se colocaron en su corral hembras de la especie de la isla Española, genéticamente más cercana, pero no hubo resultados.
Fausto Llerena, quien fue el cuidador de George por 30 años, alertó a los técnicos del Parque Nacional Galápagos de su muerte. Inmediatamente se buscaron opciones para hallar el sitio más idóneo que se encargaría del proceso de taxidermia del Solitario George. La búsqueda concluyó con la firma de un convenio de cooperación entre la Dirección del Parque Nacional Galápagos, Galapagos Conservancy y el Museo Americano de Historia Natural para que el proceso de preservación se llevara a cabo en Nueva York.
Horas después de su muerte, se le realizó la necropsia con todas las medidas necesarias para garantizar la integridad del cuerpo. Los especialistas registraron las medidas y el largo del cuerpo, analizaron los órganos internos y concluyeron que murió de vejez. Probablemente el Solitario George tenía más edad de que la que se calculaba.
Después, el cuerpo del reptil fue preservado en cámaras de frío (50 grados centígrados bajo cero) con un cuidado especial para que no se deterioraran sus tejidos. Una vez que se aceptó la propuesta de taxidermia del Museo Americano de Historia Natural, viajó a nueva York y se sometió a un proceso con uno de los especialistas más prestigiosos del mundo, George Dante, quien le devolvió su esplendor.
Entre septiembre de 2014 y enero de 2015, el Solitario George se exhibió en el Museo de Historia Natural, de la ciudad de Nueva York. Posteriormente, se trabajó en el molde para una futura réplica y paralelamente, en Ecuador, se ejecutaron los estudios, diseños arquitectónicos y museográficos, así como la construcción del Centro de Crianza Fausto Llerena.
El Solitario George vuelve a casa este 17 de febrero del 2017 y para celebrar su llegada el Parque Nacional Galápagos inaugurará mañana “La Ruta de la Tortuga”, recorrido interpretativo que concluye con la nueva casa de George, la sala “Símbolo de Esperanza”.
El público recién podrá visitar a la tortuga más emblemática del Ecuador a partir del 23 de febrero del 2017, cuando se llevará a cabo su develación. A partir de entonces la exhibición permanecerá abierta, de 08:00 a 18:00, todos los días, con excepción de las jornadas programadas para mantenimiento.
Las tortugas en Galápagos
En Galápagos existieron originalmente 15 especies de tortugas gigantes identificadas, cuatro de éstas, incluyendo la del Solitario George, se extinguieron en estado natural, antes de que fuera declarado Parque Nacional.
En el 2015, fue identificada la última especie, que habita en el lado noreste de la Santa Cruz, y que recibió el nombre de Chelonoidis donfaustoi, en honor al guardaparque que cuidó al Solitario. Las especies que habitan ahora Galápagos son: Chelonoidis becki, del volcán Wolf; Chelonoidis chathamensis, de la isla San Cristóbal; Chelonoidis darwini, de Santiago; Chelonoidis ephippium, de la isla Pinzón; Chelonoidis hoodensis, de la isla Española; Chelonoidis nigrita, de la isla Santa Cruz, Chelonoidis microphyes, del volcán Darwin; Chelonoidis vandenburghi, de Alcedo; Chelonoidis guntheri, del volcán Sierra Negra; Chelonoidis vicina, del volcán Cerro Azul, de la isla Isabela y Chelonoidis donfaustoi, lado noreste de Santa Cruz.
Cada especie es genética y morfológicamente diferente. Las que viven en islas altas y húmedas, con abundante vegetación, son más grandes y tienen carapacho en forma de domo. Las tortugas de islas bajas y áridas tienen el carapacho en forma de montura. George pertenecía a estas últimas.
Las medidas de manejo implementadas por la autoridad ambiental, como control de especies introducidas en los hábitats naturales, y la reproducción y crianza en cautiverio, han permitido alejar a las tortugas de la extinción. Actualmente existen poblaciones saludables que se reproducen de forma natural en sus sitios de origen.