Europa y Estados Unidos fueron los blancos de los ataques más despiadados en 2016.
Primero fue Bruselas, en donde dos explosiones sacudieron el aeropuerto y una tercera el metro de la capital belga, provocando el cierre de la ciudad y elevando la seguridad en toda Europa. Al menos 34 personas fallecieron ese 22 de marzo.
Estado Islámico se adjudicó la responsabilidad por los dos ataques. Las imágenes hablaban por sí solas, los videos captaron el momento preciso de una de las explosiones en la terminal aérea. Hasta la fecha, los 520 agentes que atendieron la emergencia han recibido atención psicológica dada la magnitud de los hechos.
El 12 de junio el mundo volvió a vivir el horror de otro atentado. Esta vez en Orlando, Estados Unidos. Omar Mateen de 29 años abrió fuego en una discoteca popular entre la comunidad gay, matando al menos a 50 personas e hiriendo a otras 53. Estado Islámico asumió la autoría del hecho, aunque las autoridades estadounidenses no hallaron pruebas que lo vinculen al grupo terrorista.
El padre del atacante, Mir Saddique, dijo que el ataque protagonizado por su hijo, quien murió abatido por la policía, no fue por motivos religiosos sino homofóbicos.
Las autoridades estadounidenses calificaron al hecho como el peor tiroteo múltiple registrado en la historia de ese país.
El 14 de julio fue el turno de Niza en Francia. 84 personas fallecieron y otras 200 resultaron heridas al ser atropelladas por un camión, durante los festejos por su día nacional. El atacante fue un francés de origen tunecino de 31 años.
El vehículo atravesó casi dos kilómetros a gran velocidad por una calle en la que se habían congregado cientos de personas para ver los fuegos artificiales. El conductor fue abatido por disparos por la policía y nuevamente ISIS se atribuyó el acto. Señaló en un comunicado que el atentado fue cometido por uno de sus «soldados» en respuesta a los ataques contra civiles por parte de los países miembros de la coalición internacional que lidera Estado Unidos y bombardea posiciones del EI en Siria e Irak.
Fracois Hollande, presidente de Francia, extendió por tres meses el estado de excepción vigente desde los ataques terroristas de noviembre de 2015 en París.
Y aunque la guerra en contra del Estado Islámico continúa, sus ataques no cesan. El 11 de diciembre pasado, una explosión en la iglesia de San Pedro, en El Cairo, mató a 23 personas, mientras la cruenta guerra en Siria sigue cobrando la vida de miles de niños, mujeres, hombres y ancianos.