Desde los primeros casos -el pasado día 20- hasta la mañana de este viernes se han detectado unos 200 contagios que, a diferencia de otras ocasiones en las que el virus ha vuelto a propagarse en China, han afectado ya a diversas zonas del país.
El actual rebrote comenzó en el aeropuerto internacional de la ciudad oriental de Nankín, capital de la provincia de Jiangsu, y se ha propagado ya a otras cinco provincias y a la municipalidad capitalina de Pekín.
Tras investigar los contagios, las autoridades de Nankín llegaron a la conclusión de que su origen es un trabajador que, el pasado 10 de julio, limpió sin la protección adecuada un avión de Air China procedente de Rusia en el que viajaba una persona infectada.
Expertos citados por Global Times apuntan a que la rápida propagación se debe a la alta capacidad de contagio de la variante delta, y apuestan por “reforzar” la gestión de los puntos de entrada al país debido a que, tanto el rebrote de Nankín como otro registrado recientemente en la provincia meridional de Yunnan, “están relacionados con los casos importados”.
Shao Yiming, inmunólogo del Centro de Control y Prevención de Enfermedades del país, aseguró que el rebrote de Nankín es «pequeño» y que las tasas de contagio «no están al mismo nivel» que en otros países, en parte gracias a que «se detectó en una etapa temprana y se tomaron medidas potentes».
Según el artículo, expertos médicos habían apuntado que la mayoría de los contagiados en esa ciudad estaban vacunados, lo que provocó dudas sobre la eficacia de los antígenos empleados después de que siete de ellos entraran en estado grave.