Arízaga destacó que el sistema dolarizado ha jugado un rol crucial al evitar situaciones de hiperinflación, similares a las que han experimentado países como Argentina y Venezuela.
El exministro Arízaga advirtió que la propuesta de desdolarización podría abrir la puerta a la creación de una nueva moneda sin respaldo, lo que generaría una grave desconfianza en los mercados y una crisis económica. Según Arízaga, la introducción de una moneda local, como los «ecuadólares», podría desencadenar una devaluación abrupta y el surgimiento de un mercado negro de divisas, lo que desestabilizaría aún más la economía del país.
Además, hizo hincapié en que la única forma de salvaguardar la dolarización es mediante el voto ciudadano, instando a la población a penalizar a los políticos que propongan medidas que pongan en riesgo este sistema económico.
Por su parte, David Pazmiño expuso que uno de los principales motivos detrás de la discusión sobre la desdolarización son los desequilibrios fiscales que enfrenta Ecuador. La creciente deuda pública, que supera los 80 mil millones de dólares, ha generado presiones sobre las políticas económicas, lo que ha llevado a algunos sectores a considerar alternativas para enfrentar la crisis fiscal. Sin embargo, Pazmiño resaltó que la dolarización ha sido fundamental para mantener la inflación controlada y garantizar la estabilidad económica del país.
Pazmiño también alertó sobre los riesgos del populismo y las decisiones equivocadas en el ámbito fiscal, que podrían agravar aún más los problemas de la economía ecuatoriana. A pesar de los desafíos que enfrenta el país, los expertos coincidieron en que abandonar la dolarización podría desencadenar una crisis económica y social de grandes proporciones, por lo que la estabilidad que ha brindado este sistema sigue siendo esencial para el futuro del país.
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