El jefe negociador del Ejército de Liberación Nacional (ELN), Antonio García, aseguró hoy que les hubiese gustado emprender las conversaciones de paz con el Gobierno colombiano en un contexto de cese de las hostilidades pero dijo que el presidente Juan Manuel Santos lo rechazó.

«El presidente Santos fue muy claro cuando inició este diálogo y lo ha repetido permanentemente: el proceso de diálogo se va adelantar en medio de la confrontación», recalcó García en una entrevista con Efe en Caracas.

En este sentido y preguntado por un posible cese de los secuestros por parte de la guerrilla, el dirigente subrayó que «habría que mirar también si el gobierno está en la misma disposición de adelantar este tipo de acciones» en relación con presos del ELN.

«La acción humanitaria en un conflicto compromete a las dos partes», insistió García y, respecto a una posible disminución de los ataques guerrilleros contra infraestructuras petroleras, afirmó que habría que ver también «hasta dónde las empresas transnacionales tienen la misma visión de reducir el impacto social, económico, el apoyo al paramilitarismo».

García, considerado el número dos del ELN y cuyo nombre real es Eliécer Erlinto Chamorro, destacó que «lo esencial» de su organización es que «el grueso de su dinámica política tiene que hacerse con la participación de la sociedad».

Por ello cree que las conversaciones, que comenzarán en menos de dos meses en Quito, no pueden ser «simplemente un diálogo a puerta cerrada» entre el Gobierno colombiano y el grupo guerrillero sino que «hay una gran parte de la dinámica política que tiene que adelantarse con el concurso de la sociedad»

«Muchas de las propuestas tienen que ir en la dirección de buscar soluciones a los problemas del país, que de alguna manera tienen que ver con el origen del conflicto armado en Colombia», asevera.

A su juicio, tras estos casi dos años y medio de conversaciones previas «hay madurez» y consenso en que «la salida política tiene que ser un esfuerzo de las dos partes.

«No es un sometimiento de la insurgencia al Estado. Es un pacto político donde las dos partes se van a ir comprometiendo en cómo se buscan soluciones que tienen que ver con el origen del conflicto armado, entendiendo que éste tiene una profunda raíz política y que habrá que buscar acuerdos que vayan más allá del simple tratamiento de las armas», señala.

Respecto a la voluntad de las partes para llegar a un acuerdo, García recalca que «tiene que ser más un hacer que un decir» y considera que «en la medida en que se construyan soluciones» la mesa de diálogo podrá «impactar la realidad» e ir «cambiando el conflicto».

«Tienen que irse desarrollando dinámicas políticas, acciones humanitarias, acuerdos que vayan incidiendo sobre la realidad del conflicto», sostiene.

El líder guerrillero asegura que en el ELN «hay total unanimidad» y «no hay fisuras» en relación con el diálogo con el gobierno y que en el quinto congreso de la organización hace menos de dos años «se decidió darle continuidad al proceso» y «todo el respaldo» a los negociadores.

«La forma en que hemos venido trabajando la solución política en vez de dividir al ELN lo ha unificado», afirma antes de explicar que en el grupo «hay muy poca vocación electoral» y que para ellos «lo fundamental es acompañar los procesos de organización, de lucha y de búsqueda de soluciones de las comunidades».

Tampoco cree que sea necesario un proceso de reinserción de sus militantes, ya que asegura que se sienten «una parte muy integrada a la sociedad», el grupo humano «más ligado a las comunidades».

García no descarta un cese el fuego simultáneo con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el principal grupo guerrillero del país que mantiene negociaciones con el gobierno desde hace ya cuatro años, y está convencido de que la paz «es posible»

«En adelante, si se trabaja de una manera coherente, con franqueza, sin afanes pero sin frenos se puede lograr», mantiene.

En su opinión, en el proceso de diálogo con las FARC se ha trabajado de este modo «porque se ha persistido, se han presentado dificultades y se han buscado soluciones».

«Hay elementos en que nos complementamos (entre ambos procesos), también habrá diferencias, pero tendremos que buscar una manera de encontrar la convergencia porque la paz tiene que ser una sola para Colombia», apunta.