En Nicaragua, las autoridades usan grupos paramilitares, las llamadas “turbas sandinistas”, para reprimir las protestas ciudadanas contra el gobierno de Daniel Ortega, señaló el martes la organización de derechos humanos Amnistía Internacional (AI).

EFE

“Reprimen a la población civil con armas semiautomáticas y protegidos por la propia policía”, dijo la directora para las Américas de AI, Erika Guevara-Rosas, sobre la reacción gubernamental a las manifestaciones contra Ortega y su partido Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que desde el 18 de abril dejan al menos 87 muertos.

AI presentó este martes en Managua el informe “Disparar a matar. Estrategias de represión de la protesta en Nicaragua”, sobre el que Guevara-Rosas habló telefónicamente con AFP.

– AI ya había advertido en 2016 un “deterioro” en términos de derechos humanos en Nicaragua. ¿Qué encontró ahora?

Una respuesta violenta y represiva del descontento popular por parte de las autoridades, que tiene características sumamente preocupantes, como el uso de grupos paramilitares y parapoliciales, lo que denominan las “turbas sandinistas”, para desincentivar la protesta y castigar a voces en contra del gobierno, principalmente jóvenes y estudiantes en distintas ciudades.

No es la primera vez que Ortega (en el poder desde 2007) hace un uso excesivo de la fuerza contra manifestantes. La represión ha sido el común denominador en la lucha de los campesinos contra el proyecto del canal interoceánico.

Pero nunca habíamos documentado una situación de violencia tan radicalizada con grupos que claramente están en colusión con las autoridades del Estado. Reprimen a la población civil con armas semiautomáticas y protegidos por la propia policía.

Es de suma preocupación porque están generando esta situación de violencia extrema. Y ninguna investigación los ha llevado a la justicia.