Nauert señaló en una rueda de prensa en Washington que el presidente de EE.UU., Donald Trump, «otorgó poder» al Departamento de Estado para estudiar las posibles respuestas al resultado de la votación en la ONU. La portavoz también comentó que no será el único aspecto que se tome «en consideración», en cuanto a las relaciones de Estados Unidos con los países que votaron en contra.
Con 128 votos a favor, 9 en contra y 35 abstenciones, la Asamblea General de la ONU aprobó una resolución no vinculante que demanda a Washington dar marcha atrás y que se abstenga de trasladar su Embajada a Jerusalén.
La embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, ya amenazó hoy con las consecuencias de la votación e incidió en que «este día será recordado». Previamente, Haley ya había indicado que se «apuntarían los nombres» de los Estados que se opusieran abiertamente en la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Haley insistió en que EE.UU. «recordará» el voto la próxima vez que un país le pida apoyo financiero o político, o cuando se le vuelva a reclamar que sea el principal contribuyente al presupuesto de Naciones Unidas. Según afirmó hoy ante los periodistas el subsecretario de Estado para Oriente Próximo, Tim Lenderking, las aseveraciones de Haley no son «amenazas vacías».
Trump ya amenazó este miércoles, en una reunión de su gabinete en la Casa Blanca, con recortar los fondos de ayudas a los países que rechazaran su reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel.
Fuente: El Comercio