Julio César Mondragón, uno de los tres estudiantes de Ayotzinapa que fallecieron en septiembre de 2014 –noche en que desaparecieron los 43 normalistas-, no murió por un disparo, sino por golpes, y no fue desollado, sino que parte de su rostro fue comido por animales, informó la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) de México.

CNN

En un informe sobre el caso Iguala, la CNDH detalla que Mondragón fue “denigrado, afectado en su seguridad personal, privado de la libertad, ostensiblemente dañado en su integridad física y privado del derecho a la vida”.

El organismo explica que no hubo indicios que se le hubiera quitado el rostro al joven de manera intencional, pues no halló evidencia del uso de alguna arma cortante, ni manchas de sangre en su ropa, sino que descubrió mordidas de perros y roedores en su piel.

“Desde el punto de vista criminalístico, considerando la posición en que se encontraron las ropas que vestía y la disposición de las lesiones en todo su cuerpo, es evidente que Julio César Mondragón Fontes realizó maniobras de defensa, lucha y forcejeo contra sus victimarios, durante la sujeción, sometimiento y agresión”, dice la investigación de la CNDH.

El organismo agrega que al menos 11 personas golpearon al estudiante. Su cuerpo presentó 64 fracturas en 40 huesos de cráneo, cara, tórax y columna vertebral. El análisis arroja que el joven falleció por traumatismo craneoencefálico, entre las 00:45 y 02:45 horas del 27 de septiembre de 2014.

“Julio César Mondragón Fontes fue torturado y asesinado brutalmente”, dice la CNDH, quien agregó que realizó más observaciones a la Fiscalía de Guerrero y a la Procuraduría General de la República (PGR).

Por su parte, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) también dio adelantos de sus investigaciones, donde coincide con las conclusiones de la CNDH.

“El EAAF considera que a través de este segundo examen se ha ampliado considerablemente la información sobre el homicidio de Julio César Mondragón, especialmente en lo que hace a las circunstancias de su muerte, permitiendo contestar las preguntas de la familia.

«El EAAF espera que estas conclusiones también constituyan una contribución para la investigación de su homicidio, así como de otros delitos cometidos en su contra”, expresa el equipo de expertos en un comunicado.