«La consecuencia más clara es que aumentas el riesgo de difusión del virus y de la enfermedad. Con medio millón de personas acudiendo a Río para los Juegos, y no se trata de unos visitantes habituales sino que vienen de cada rincón del mundo, abres la posibilidad de que una persona de cualquier lugar se infecte. Al regresar a su país, los mosquitos locales puede que transmitan la enfermedad». Así opina desde Ottawa el catedrático de Epidemiología y Salud Pública de su universidad, Amir Attaran. Es uno de los autores y el primer firmante de la carta, dirigida tanto a la OMS como al Comité Olímpico Internacional, que insta a que los Juegos, que se celebrarán entre el 5 y el 21 de agosto, se aplacen hasta que desaparezca la amenaza del virus. También pide que se valore la posibilidad de que se trasladen a otra sede.
La OMS no ha accedido a la petición de los científicos. Attaran considera que el organismo no se atiene a los riesgos, ya que podrían surgir nuevas epidemias en otros lugares. Por ese motivo, el riesgo es mayor para quienes visiten la ciudad desde entornos proclives para la difusión del virus en su variedad brasileña. «A mí no me preocupa, más allá de los casos por transmisión sexual, que los deportistas de Canadá o de Sudáfrica —por poner dos ejemplos de países fuera de las zonas de mayor riesgo— regresen a sus países con el virus, porque los mosquitos locales de esos países no transmiten la enfermedad. Pero pensemos por un momento en países como India o el África Central, donde sí los podrían difundir».
Los Juegos crearán nuevas vías de contagio, asegura el investigador, para quien la conclusión es clara: Hay que aplazar los Juegos: el zika se contagiará por vías insospechadas.
Y aunque Brasil ha puesto en marcha medidas para el control del mosquito, Attaran considera que estas son insuficientes y habría que esperar hasta que se haya erradicado la plaga de Aedes aegypti, el mosquito que es el transmisor fundamental del virus, » El epidemiólogo refiere, en positivo, dos casos en el pasado en los que el país sudamericano sí logró la erradicación del Aedes aegypti: poco después de la Segunda Guerra Mundial y al final de los noventa.
Añadido al riesgo general de la visita a Río (el segundo Estado con más casos probables de todo Brasil), los expertos apuntan especialmente a las condiciones del barrio donde se ubica la villa olímpica, Barra da Tijuca, al oeste de la ciudad. A falta de datos históricos sobre el zika, el investigador se sirve de otra enfermedad de difusión similar, el dengue, que también transmite el mosquito Aedes aegypti. «En lo que llevamos de este año se han dado en la zona tantos casos de contagio por dengue como en todo 2015». En toda la ciudad, según refieren los científicos que han suscrito la carta, los casos han aumentado un 320% en el primer cuatrimestre de este año con respecto a los del mismo periodo del año pasado.