En septiembre de 2015 el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) presentó un informe que refutaba la llamada «versión histórica» de la Procuraduría General de la República de México según la cual los 43 estudiantes que desaparecieron el 26 de septiembre de 2014 iban a manifestarse cuando fueron atacados por oficiales de policía corruptos —asociados con un grupo de narcotraficantes—, luego ejecutados, sus cuerpos incinerados en un basurero y los restos arrojados a un río.
En ese entonces el GIEI informó que según evidencia científica en el basurero de Cocula no habría habido un incendio de magnitud suficiente para incinerar los cuerpos de más de 40 personas.
Para esto presentaron evidencias de un peritaje independiente del doctor José Torero, quien visitó el basurero el 13 de julio de 2015, y no encontró evidencia de un incendio que tuviera las dimensiones mínimas requeridas para la cremación masiva. El análisis de Torero también estableció que no hay evidencia de que existiera la carga combustible necesaria para quemar los cuerpos.
Ahora el propio Torero vuelve a la luz pública por un experimento cuyos resultados fueron publicados este 13 de septiembre en la revista Science y que arrojan nueva evidencia que apoya el dictamen del investigador.
Según reporta la revista Science, Torero, peruano de nacimiento educado en la Universidad de California, Berkeley, y quien ha investigado incendios de alto perfil como los de las Torres Gemelas tras los ataques del 11 de septiembre de 2001, simuló las supuestas hogueras que habrían construido los miembros del cartel Guerreros Unidos para la «quema total de los cuerpos” según una versión dada por los detenidos por el caso.
Las pruebas se hicieron en Gatton, en la Universidad de Queensland, Santa Lucía, en Brisbane, Australia, donde trabaja Torero. Para recrear la pira usaron madera seca pero no neumáticos. Aunque los miembros del cartel declararon que usaron llantas, Torero decidió hacerlas a un lado pues «podrían haber reducido la eficiencia del fuego», reporta Science.
Para simular los cuerpos humanos se usaron cerdos. «Incluso utilizando 630 kg de madera para un único cerdo de 70 kg, todavía se advirtió la presencia de un 10 % de la carne del cerdo después de que el fuego se consumiera», informó Torero a Science.
Según los cálculos del científico, para quemar 43 cuerpos se habrían necesitado 27 toneladas de madera e incluso así habrían quedado rastros de materia orgánica.
«Incluso en el supuesto caso de que el cartel hubiera sido capaz de conseguir toda esa cantidad de madera, las intensas llamas deberían haber dejado marcas en el tronco de los árboles cercanos, afirma Torero. Cuando el científico visitó el basurero 10 meses después de las desapariciones, no observó ningún tipo de marcas», afirma la revista en su reporte.
El experto también realizó una prueba quemando hasta cuatro cerdos muertos al tiempo pues quería determinar si la grasa de los animales podía avivar el fuego. No obstante, las llamas se disminuían entre más cuerpos había en la hoguera.
«Por lo tanto, para quemar 43 cuerpos juntos se hubiera necesitado una cantidad mucho mayor de madera que si se los hubiera quemado por separado», reporta la revista.
Science añade que Torero someterá sus hallazgos al escrutinio de sus colegas en el transcurso del año y que dice que «hay que dejar de buscar en el basurero porque ahí no se encuentra la verdad de los hechos».
Otras investigaciones apoyan esta hipótesis
El GIEI y Torero no son los únicos que han puesto a prueba la tesis de la quema de los cuerpos. En febrero de este año el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) presentó sus conclusiones sobre la investigación al basurero de Cocula y dijo que no era posible que hubiera ocurrido tal incendio.
«Tras más de un año de trabajo científico independiente, el EAAF ha concluido que desde el punto de vista de evidencia física recolectada y analizada proveniente del Basurero NO es posible que los presuntos perpetradores hayan incinerado en ese lugar a los 43 jóvenes, pues NO hay consistencia entre la evidencia física y la evidencia testimonial», dice el comunicado del equipo forense.
Según la Procuraduría mexicana el caso sigue abierto y están procesando las recomendaciones del GIEI, que salió del país en mayo de este año luego que las autoridades decidieran no renovar su mandato.
Los padres de familias y organizaciones sociales marcharon este 9 de agosto en el estado de Guerrero para manifestar una vez más su descontento con el estado de la investigación y para denunciar la presunta participación de agentes militares en la desaparición forzada de estos estudiantes.