«El riesgo de una pandemia en el sur de Europa en 2016 parece débil. Sin embargo pueden aparecer casos aislados», declaró en conferencia de prensa durante la apertura del congreso Jean-François Delfraissy, director de la Agencia Francesa de Investigación sobre el SIDA y las hepatitis víricas (ANRS).
El director del Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD) en el sur de Francia, Frédéric Simard, precisó que una posible transmisión del virus por vía sexual en Europa tendría «poca importancia a nivel de salud pública».
No obstante, la asistente del director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Marie-Paule Kieny, subrayó que con la llegada de las temperaturas cálidas a Europa, «la posibilidad de una transmisión local combinada con posibles transmisiones por vía sexual podría traducirse en un aumento significativo del número de personas infectadas por el zika».
El virus del zika se transmite a los humanos a través de mosquitos hembra del tipo aedes, el mismo que transporta enfermedades como el dengue, la fiebre chikungunya y la fiebre amarilla.
En Europa, especialmente, en el sur de Francia, en España e Italia, está presente entre mayo y noviembre el aedes albopictus, comúnmente conocido como «mosquito tigre» por las rayas blancas que presenta en las extremidades.
Sin embargo, los científicos descartan la posibilidad de que este insecto convierta el virus en una pandemia en Europa porque ni las «condiciones meteorológicas ni socioeconómicas son las mismas» que las de Latinoamérica, donde el zika se ha extendido por Brasil, Venezuela, Paraguay, Colombia, El Salvador, Guatemala, México o Panamá, entre otros.
Según la representante de la OMS, la epidemia de zika está en regresión en Brasil, pero aún no se ha logrado erradicar de un país donde se han detectado entre 440.000 y 1.500.000 casos desde su aparición en mayo de 2015. En el conjunto de América se han cree que puede haber cerca de 4 millones de casos.
El zika, identificado por primera vez en Uganda en 1947, se encontró por primera vez en los seres humanos en 1970 en países africanos como la propia Uganda, Tanzania, Egipto o Senegal, y después en algunos países de Asia como la India, Malasia, Filipinas o Vietnam.
La mayoría de las personas infectadas, entre el 70 y el 80 por ciento, no desarrollan ningún síntoma y en el resto de la población se manifiesta a través de síntomas similares a los de una gripe, como fatiga, fiebre, dolor de cabeza y dolores musculares y en las articulaciones.
Sin embargo,la población con mayor riesgo son las mujeres embarazadas, especialmente en los primeros seis meses de gestación, pues el zika puede causar complicaciones en el feto, como la microcefalia.
A falta de una vacuna, que los científicos esperan empezar a ensayar clínicamente a finales de 2016, la única forma de combatirlo es protegerse de las picaduras de los mosquitos.
En paralelo, se intenta reducir las poblaciones de los insectos portadores con fumigaciones o introduciendo grandes cantidades de especímenes estériles para evitar su reproducción.
Esos y otros aspectos de las investigaciones sobre un virus del que no se tiene demasiada información, como la preservación del zika en el cuerpo humano o el riesgo de transmisión por vía sexual, serán analizados por más de 600 expertos entre hoy y mañana en el Instituto Pasteur de París.