Luego de recorrer la exposición compuesta de 36 fotografías de gran tamaño montadas en 8 cubos que fueron captadas por el lente fotográfico de Misha Vallejo e Isadora Romero. “Como homenaje a las víctimas y damnificados del terrible terremoto del 16 de abril se inaugura esta exposición a través de la cual se captaron imágenes en cámaras instantáneas en blanco y negro de lo ocurrido a pocos segundos del terremoto”, señaló el Alcalde.
‘Toca sacar fuerzas de donde no hay’, ‘Tristeza y dolor de ver a mi pueblo destrozado’, ‘Gracias a Dios estamos con vida’, ‘Aún siento mucho miedo por todo lo que ha pasado, espero que esto se acabe pronto’, como estos hay muchos más mensajes al pie de cada fotografía. Son 36 fotografías que forman parte de la exposición denominada “De la Tristeza hacia el Horizonte: Testimonios de Puño y Letra” que fue inaugurada por el alcalde de Quito, Mauricio Rodas este miércoles 29 de junio de 2016 en el bulevar de la avenida Naciones Unidas.
Luego de recorrer la exposición compuesta de 36 fotografías de gran tamaño montadas en 8 cubos que fueron captadas por el lente fotográfico de Misha Vallejo e Isadora Romero. “Como homenaje a las víctimas y damnificados del terrible terremoto del 16 de abril se inaugura esta exposición a través de la cual se captaron imágenes en cámaras instantáneas en blanco y negro de lo ocurrido a pocos segundos del terremoto”, señaló el Alcalde.
Estos mensajes que escribieron a mano los damnificados con mensajes de cómo se ven en el futuro y la esperanza que tienen de superar esta terrible tragedia y salir adelante y de ahí que esta exposición no solo revela la magnitud de lo ocurrido sino que además proyecta la esperanza que tienen los damnificados y todo el Ecuador de impulsar la tragedia y por eso ratificó el compromiso del pueblo de Quito de seguir apoyando a los damnificados.
A pocos días del terremoto, los fotógrafos Misha Vallejo e Isadora Romero partieron para la zona del desastre. En imágenes efímeras, fotos en blanco y negro tomadas con una cámara de impresión instantánea, retrataron una sociedad asustada y como nunca necesitada de ayuda y comprensión.
El alcalde de Quito, Mauricio Rodas señaló que estas “imágenes borrosas y sobre expuestas deben quedar para siempre en nuestra memoria como símbolo de fragilidad”. Subraya que estas fotos “a dos meses de la tragedia, nos recuerdan que la situación en la costa es aún muy difícil y sigue necesitando ayuda para su reconstrucción”.
Las autoras llegaron a pueblos de Manabí y Esmeraldas con preguntas para resolver. “¿Qué decir cuando se ha perdido todo? ¿Cuándo no se encontró al familiar, al vecino, al amigo? Cuando el futuro es incierto y el presente precario”.
“La necesidad de hablar, sin embargo, es imperante”, aseguraban con razón Romero y Vallejo, y en busca de esas palabras viajaron. Fueron para “contar cómo se vivió y se vive, qué se sintió y se siente, qué se perdió y qué duele”. Niños y niñas, hombres y mujeres, escribieron sus testimonios inmediatos. Incluso quienes no sabían escribir dejaron su huella digital, como testimonio de esa noche que cambió sus vidas.
“Al ver las imágenes por primera vez –recuerda María Fernanda Pacheco, presidenta del Patronato San José–, una sensación de respeto invadió mi mente”. Un respeto para “seres humanos que han perdido desde la familia hasta lo material pero aun así reflejan que saldrán adelante frente a estas adversidades”.
Organizada por la Secretaría de Cultura del Municipio de Quito en coordinación con el Patronato Municipal San José, esta muestra pública es un homenaje a los compatriotas afectados por la catástrofe. Se ofrece, también, como un espacio para la reflexión y la esperanza; la exposición busca motivar a quiteños y quiteñas a no cejar en el esfuerzo solidario ejemplar que ha dado la capital de los ecuatorianos ante este difícil momento.
El Alcalde indicó que este jueves se hará el último envío con más de 400 toneladas de víveres y vituallas con los que se completa más de 3.500 toneladas enviadas durante los 75 días posteriores al terremoto, es decir se ha superado la primera etapa de emergencia en la cual el pueblo de Quito se ha hecho presente de manera solidaria demostrando el espíritu fraterno.