En el documental, difundido en Francia por HBO y por otras cadenas en el mundo, Wade Robson y James Safechuck afirman haber sido víctimas de agresiones sexuales reiteradamente por parte del artista cuando eran menores, en su mansión cerca de Los Ángeles.
Estas acusaciones fueron desmentidas por el propio cantante en vida, que nunca fue condenado por estos hechos.
Una década después de la muerte de la estrella, estas acusaciones de pederasta incitaron a varias cadenas de radio, en Canadá, Australia o Nueva Zelanda, a no difundir las canciones de Michael Jackson.