«¿Que si acepto el premio? Por supuesto».
Esa fue la respuesta —por muchos días esperada— de Bob Dylan a la Academia Sueca sobre el Nobel de Literatura que le fue concedido el 13 de octubre.
Después de dos semanas de incógnita por el silencio del músico estadounidense, la Fundación Nobel dijo en un comunicado que Dylan llamó esta semana a la Academia Sueca. «La noticia del Premio Nobel me dejó sin palabras», le dijo a Sara Danius, secretaria permanente de la academia. «Aprecio mucho el honor».
Aún no se sabe si Dylan asistirá a los eventos durante la semana de entrega de los premios en Estocolmo en diciembre, dijo la fundación.
Dylan es un cantautor estadounidense de 75 años múltiple ganador de premios Grammy. Este año publicó su más reciente álbum, el número 36.
El Premio Nobel de Literatura le fue otorgado «por crear nuevas expresiones poéticas dentro de la tradición de la gran canción americana», dijo la academia cuando lo anunció.
Cinco días después del anuncio, el comité que otorga el Premio Nobel dijo que había desistido de contactarlo.
Un premio polémico, pero reconocido
Como autor de dos libros y cientos de canciones la Academia sueca consideró que “sus experiencias poéticas dentro de la tradición musical americana” han hecho mérito para llevarse uno de los premios que más expectativa causa en el mundo.
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Aunque la noticia ha causado sorpresa, sin duda muchos estarán convencidos que Robert Allen Zimmermann, el nombre real de Dylan, es un escritor prolífico que canta y transmite poesía pura.
La secretaria permanente del Premio Nobel, Sara Daniues, recomienda para quienes quieran empezar a «escuchar o leer» la obra de Dylan, comenzar por el álbum «Blonde on Blonde» de 1966.
«Tiene muchos clásicos y es una muestra extraordinaria, una forma brillante de escribir», afirmó la secretaria permanente del Nobel.
Muchos críticos musicales consideran que Dylan fue un cronista de los conflictos en Estados Unidos en la década de los sesenta. Canciones cómo «Blowin’ in the Wind», «The Times They Are a-Changin» y otras melodías se transformaron en himnos de movimientos civiles de la época.