«Desde este Foro de Amor, Paz y Solidaridad con Nicaragua, denunciamos cómo la Usaid preparó las condiciones para un golpe contra el Gobierno de Nicaragua«, señaló en un pronunciamiento ese cónclave, que se reunió por dos días en Managua.
La Usaid, según ese foro, financió a «grupos opositores en Nicaragua que promovieron las actividades del derrotado intento de golpe, entre abril y julio del año pasado«, en el marco de las manifestaciones callejeras contra el Gobierno de Ortega.
«En este Foro quedó claro que intereses ajenos a la paz y al progreso de los pueblos, sumado a una persistente campaña mediática que faltó a la verdad sobre lo que ocurría en Nicaragua durante la asonada golpista, no lograron doblegar a un pueblo que tiene claro que su lucha es también la lucha de los demócratas y revolucionarios del mundo«, indicó en otro punto.
Asimismo, destacó que «la experiencia» de los dirigentes sandinistas «en detectar las maniobras imperiales que nunca han perdonado a esta Nicaragua digna que supo hacer y consolidar su revolución popular, sumado a la unidad en la base social y a una disciplinada organización, pudieron contener al golpismo y derrotar al sector opositor de derecha más indolente».
Por tanto, en el pronunciamiento rechazaron «la persistente intervención de la Embajada de los Estados Unidos (en Managua) y la Usaid en los asuntos internos de Nicaragua«.
Del mismo modo, denunciaron «con fuerza el deleznable rol que está cumpliendo -bajo el guión hipócrita inspirado desde el poder del imperio- el Secretario General de la OEA (Luis Almagro) que intenta llevar a ese organismo por los caminos de la agresión e injerencia permanente en los asuntos internos», al promover la aplicación de la Carta Democrática Interamericana a Nicaragua.
Los participantes de ese foro son originarios de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Corea del Norte, Cuba, Ecuador, El Salvador, España, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, Italia, México, Nicaragua, Panamá, Reino Unido, República Dominicana y Rusia.
Desde el pasado 18 de abril, Nicaragua vive una crisis sociopolítica que ha dejado entre 325 y 561 muertos, de 340 a 674 detenidos, cientos de desaparecidos, miles de heridos y decenas de miles en el exilio, según organismos humanitarios.
El presidente Ortega reconoce 199 muertos y 340 reos, que llama «terroristas», «golpistas» y «delincuentes comunes».
La Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) han responsabilizado al Gobierno de «más de 300 muertos», así como de ejecuciones extrajudiciales, torturas y otros abusos contra los manifestantes y opositores.
Mientras el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), tutelados por la CIDH, asegura que existen pruebas para argumentar que el Gobierno de Ortega ha incurrido en delitos de lesa humanidad en el marco de la crisis.
Ortega, que lleva doce años en el poder de manera continua, no acepta responsabilidad en la crisis ni tampoco los señalamientos generalizados sobre graves abusos de las autoridades contra los manifestantes antigubernamentales, y denuncia ser víctima de intento de «golpe de Estado» que, asegura, ya ha sido aplacado.
Fuente: EFE, aliado estratégico de FM Mundo