El delantero Olivier Girud adelantó a los anfitriones (57) con un remate de cabeza facilitado por un error garrafal del arquero Ciprian Tatarusanu, pero los rumanos se repusieron y forzaron el empate con un penal transformado por Bogdan Stancu (65).
Cuando todo parecía encaminado al empate, Dimitri Payet, el hombre más en forma del combinado Bleu, sacó un zurdazo (89) que se coló por la escuadra del arco rumano para dar el primer triunfo y los tres primeros puntos a los anfitriones.
Todo un país, que vive los últimos días con un grave conflicto político-social y preocupado por la amenaza de atentados terroristas, esperaba que el balón echase a rodar para poder pensar en otra cosa, sobre todo en la victoria de los Bleus.
Pero el equipo entrenado por Didier Deschamps, el capitán del mítico equipo que levantó la Copa del Mundo en 1998 y la Eurocopa dos años después, casi echa a perder la fiesta.
Francia dominó, sí, pero sin sacar demasiado partido a ello y, además, las dos ocasiones de gol más claras de todo el partido, una en el inicio de cada parte, fueron para los rumanos.
Con el empate 1-1 a falta de 25 minutos para el final y cuando parecía que los Bleus iban a acusar el golpe, Payet se sacó uno de sus característicos latigazos desde fuera del área y el balón se coló por la escuadra de la portería rumana (89).
Ese gol es una inyección de confianza para los Bleus en sus aspiraciones de título y para todo un país en su deseo de, a través del balón, olvidar otros problemas, aunque el resultado no debe esconder que las estrellas francesas, Pogba y Griezmann, apenas existieron y acabaron sustituidos.