Las columnas del templo sagrado aún recuerdan las almas que perecieron en el ataque por los reductos de metralla que todavía se pueden contemplar.
En este día tan señalado, en el que los líderes religiosos recordaron a las víctimas en lengua copta, la iglesia abrió sus puertas a obispos católicos y ortodoxos, diputados coptos del Parlamento egipcio y responsables religiosos.
Las fuerzas de seguridad solo permitieron entrar al templo, que se encontraba engalanada de carteles que llevaban el lema de: «El papa de paz en un Egipto de paz», a los que tenían un permiso previo, pero no dieron ninguno a los familiares de las víctimas del atentado de diciembre.
Wagdi Waguih, que es el marido de una de las víctimas del ataque contra esa iglesia, dijo a Efe por teléfono que quería participar en la oración, «pero prohibieron a la gente asistir por cuestión de seguridad», señala.
La Policía y el Ejército egipcio desplegaron a cientos de sus miembros en los alrededores del complejo eclesiástico, donde se encuentra la iglesia y la sede del papa Teodoro II, y encima de los edificios que tienen vistas a la iglesia, situada en el barrio cairota de Al Abasiya.
Waguih quería estar y ver cerca al papa, pero por dichas medidas se vio obligado a seguir la visita, la primera al país árabe, por la televisión.
«Estamos orgullosos de que esté (Francisco) aquí. Está enviando un mensaje al mundo (diciendo) que los cristianos no tienen miedo», asegura el hombre tras ver al pontífice depositar flores delante de un monumento situado en la entrada de la iglesia con las fotos de los 29 fallecidos, entre ellas, la de su mujer Amani.
Dicho monumento fue levantado por la iglesia copta después del ataque, y con piedras manchadas con la sangre de los que perecieron.
La visita del papa se realiza apenas veinte días después de otros dos atentados terroristas contra dos catedrales en el norte de Egipto, en los que murieron al menos 46 personas, la mayoría de ellos coptos, una minoría cristiana de unos 9 millones de personas, aproximadamente el 10 % de la población egipcia.
Francisco afirmó en una reunión con Teodoro II, antes de dirigirse a la iglesia, que los sufrimientos de los coptos ortodoxos «son también nuestros sufrimientos».
Asimismo, ambos líderes religiosos firmaron una declaración conjunta por la cual los fieles bautizados según cada rito no tendrán que volver a bautizarse si quieren unirse a la otra Iglesia.
Mañana, el papa celebrará una misa en el Estadio del Ejército del Aire egipcio, antes de que concluya su visita histórica de apenas 27 horas en la capital egipcia.