Según la coordinadora de la Fundación Budista Tzu Chi, Jennyfer Ruiz, más allá de la ayuda económica que esto significa, lo que buscan es llevar a la zona devastada el mensaje de que no están solos y que los 10 millones de miembros de la fundación les respaldan. “Queremos que sepan que hay alguien en el mundo que les quiere ayudar y una vez que se recuperen y tengan trabajo ellos también podrán ayudar a otras personas necesitadas.
Ruiz informó que un primer grupo de miembros de la fundación llegó hace un mes a Manabí para hacer una evaluación y saber las necesidades de los pobladores de las zonas más afectadas. Luego de conocer el estado de Manta, Portoviejo, Canoa y Pedernales, un segundo grupo llegó para organizar y dar trabajo a unos 1 500 pobladores por día para que se encarguen de barrer y en algunos casos remover escombros. Las jornadas comprenden entre cuatro y seis horas de trabajo, por lo que se les paga 15 dólares diarios. Procuran rotar a las personas para que todos interesados tengan oportunidad de obtener ingresos mediante esta iniciativa.
Pedernales es la última ciudad en la que estarán por los próximos 10 días y luego de ello, en conjunto con las autoridades municipales del sector, empezarán una segunda fase de apoyo que aún no está definida en qué consistirá.