Desde el inicio de su gestión, el presidente Daniel Noboa ha mantenido una relación lejana y fraccionada con el alcalde de Guayaquil, Aquiles Álvarez.
Los impasses escalaron al punto de, luego de varios años, hacer dos sesiones solemnes separadas.
Para Febres-Cordero, este hecho no es nuevo para los guayaquileños, pero sí preocupa la falta de consensos entre ambas autoridades.
Detalló que una de las causas de la distancia entre Noboa y Álvarez, es una eventual mirada electoral, en la que, los dos podrían ser «adversarios» en una contienda, al mostrarse como perfiles jóvenes para la política.
«La pelea entre Noboa y Álvarez lleva sin parar todos estos meses», dijo.
Por otro lado, el analista puntualizó que Guayaquil se ha convertido en una «ciudad paralizada» hace mucho tiempo.
Consideró que, los distintos Gobiernos y Municipios no han cumplido las expectativas de la ciudad con respecto a labores profundas en temas de vialidad, transporte y desarrollo.
«Municipio y Gobiernos en distintos períodos han fallado», sostuvo.
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