Entre el 1 y el 20 de mayo de 2016 se registró un pequeño enjambre de sismos de tipo Largo Periodo (LP). Estos enjambres son comunes en periodos de quietud y son asociados a movimientos de fluído dentro del coloso. Durante los últimos dos meses, las condiciones de observación visual han sido variables.
La actividad superficial, cuando el volcán estuvo despejado, se caracterizó por actividad fumarólica de baja intensidad y una ausencia de emisiones de ceniza desde el fin de la última erupción suscitada el 15 de marzo de este año.
En base a los resultados del monitoreo y en la historia reciente de reactivaciones del Tungurahua se propone dos escenarios eruptivos que podrían ocurrir a mediano plazo (próximas semanas a meses): una reactivación paulatina con explosiones pequeñas a moderadas, fuentes de lava y columnas continuas de ceniza de menos de 6 km sobre el nivel del cráter.
También podría ser una reactivación rápida, con una apertura rápida del conducto con explosiones moderadas a grandes.
En este escenario se podría formar una columna eruptiva grande (hasta 10 km sobre el nivel del cráter) y flujos piroclásticos que podrían descender por las quebradas hasta alcanzar el pie del volcán. Desde los miradores de Ambato no era posible observar la montaña porque se matenía cubierta por nubes, por causa de las lluvias frecuentes.