«En el Véneto, la región más turística de Italia con 18.000 millones de euros de facturación, de los cuales 9 (miles de millones) con las playas (…), hablar de playa es un tema de vida o muerte para la economía», advirtió esta semana Luca Zaia, presidente de esta región del noreste del país que incluye Venecia.
El gobierno, consciente de la importancia del sector turístico, que representa el 13% del PIB, anunció el sábado que va reabrir a partir del 3 de junio sus fronteras a los turistas de la Unión Europea y anulará el aislamiento obligatorio de 14 días para los visitantes extranjeros en la península.
También elaboró esta semana una serie de normas para evitar el contagio: distancia de al menos 4,5 metros entre las sombrillas, desinfección de todas las zonas comunes como duchas y bares, distribuidores de gel hidroalcohólico en las zonas de paso, entradas y salidas separadas…
En Cesenatico (noreste), la ciudad natal del ciclista Marco Pantani, los establecimientos costeros están cerrados a pesar de un sol espléndido, y solo tres de 310 hoteles están abiertos. Pero todos se han puesto en marcha para reabrir cuanto antes.
– La ciudad de Fellini –
«Normalmente, debería haber abierto a principios de marzo», explica a la AFP Simone Battistoni, cuya familia ha dirigido Bagno Milano desde 1927. Junto con su colega Guido Gargiulo, un exfutbolista de 37 años que se ha reconvertido en el sector turístico, están probando instalar las sombrillas y tumbonas respetando las distancias de seguridad.
«Guido, ¡da gusto ver todas estas sombrillas!», dice con una sonrisa Simone, un hombre jovial con camiseta y chanclas de marca. Los dos llegan a la misma conclusión: las nuevas normas les obligarán a disminuir el número de sombrillas en al menos un 30 %, reduciendo así los ingresos.
Aunque suele emplear a 120 personas durante la temporada, este año contratará solo a 70. Una decisión dolorosa para Battistoni.
Lo mismo sucede en Rímini, inmortalizada por Federico Fellini en «Amarcord», donde las persianas del Gran Hotel están cerradas. Las playas están vacías, solo unos cuantos surfistas aprovechan las olas. «Aquí todo gira en torno al turismo», resume Marco Vannucci, un diseñador gráfico de 62 años, de pie junto a su tabla.
La costa adriática y sus decenas de kilómetros de playa se han convertido en un destino de visita obligada gracias a una eficiente red de hoteles, restaurantes y establecimientos costeros que ofrecen a los visitantes un fácil acceso a una amplia gama de actividades.
– Nueva tecnología contra el virus –
En Jesolo, al este de Venecia, hay decenas de hoteles alineados a lo largo de la playa, al estilo de Miami Beach. Aquí apuestan por la tecnología para mantener el virus a raya: sombrillas que se abren con un mando a distancia, inodoros que se autodesinfectan después de cada uso, pulsera electrónica …
«En las últimas semanas, hemos trabajado en un nuevo concepto para nuestras playas (…) con precauciones especiales en cuanto a desinfección, no sólo en los aseos y otras zonas comunes, sino también en los equipamientos de playa», como las tumbonas, enumera Alessandro Berton, presidente del sindicato Unionmare Veneto, en una entrevista con la AFP.
Además, «hemos aumentado y reforzado nuestras herramientas de reserva en línea para evitar que la gente se junte en la entrada de los establecimientos», explica el empresario, mientras da bocanadas a un puro.
Christofer De Zotti, director del hotel Mondial, está inmerso en los preparativos pero preocupado por el futuro de la temporada. «El verdadero punto de inflexión será la apertura de las fronteras, porque para las personas como nosotros que trabajan en un 60% con clientes extranjeros, es importante saber cuándo podrán pasar unas vacaciones en Italia».
Nota Original: AFP – LINK