Era conocido como el “Rey del Trompo”, no solo por su trabajo al tallar madera para fabricar el tradicional juguete, sino por su carismática habilidad para inventar toda clase de “trucos” y hacer “bailar” al trompo en sus manos. Su ingenio no tenía frontera.
Rivadeneira perdió la vida a causa de una insuficiencia cardio-pulmonar. Por esta condición estuvo hospitalizado desde marzo de este año en el Hospital Carlos Andrade Marín.
El “Rey” era considerado como el último artesano del trompo, tenía su taller en el Centro Histórico, en la calle Rocafuerte, en el popular barrio de San Roque. Desde ahí deslumbró a varias generaciones de quiteños y a turistas nacionales y extranjeros. De cierta manera, él era parte de la riqueza cultural de la ciudad.
Nota Original: El Universo – LINK