De acuerdo con el Ministerio de Turismo (Mintur), en el Ecuador, los días previos al 2 de noviembre, en que se celebra el Día de los Difuntos, es cuando más se da su consumo. En ciertas comunidades la comparten en los mismos cementerios cuando visitan a sus seres queridos que han muerto. Esta tradición es reconocida en los cementerios: de Calderón en Quito, y en los de Otavalo y Cotacachi, en la provincia de Imbabura.
Una de las costumbres es que esta bebida se la comparte con las deliciosas “guaguas de pan”, las cual se elaboran con harina de trigo y, en algunos lugares, con harina de maíz, procesada con granos obtenidos en la primera cosecha realizada en los Andes ecuatorianos.
Las “guaguas” empezaron a elaborarse en el siglo XIX cuando los indígenas de la época preparaban figuras de masa para recordar a sus muertos, en especial a los niños. Es de allí de donde viene el nombre de guagua que significa niño. Su preparación sobresale por el tamaño, la decoración multicolor y sobre por su relleno, que hace uso de dulces como el de: guayaba, higo, chocolate, zambo, tomate de árbol o zapallo.
El chef Carlos Gallardo, le dijo al Mintur, que la colada morada es un alimento que expresa el mestizaje propio de nuestra ciudad y es una simbiosis de la forma de ser de quiteños y ecuatorianos, porque “somos personas que recordamos aromas y sabores de la familia, de manera especial aquellos que elaboran las madres y las abuelas”, agregó.