La Conferencia Episcopal Ecuatoriana, frente a los hechos acontecidos en Esmeraldas-Ecuador, que son de conocimiento público en relación al secuestro de los tres periodistas ecuatorianos del Diario el Comercio, los cuales han generado inseguridad y han desestabilizado el orden en esta parte de nuestro País, desea expresar sus sentimientos de solidaridad para con sus familiares y el pueblo en general por este lamentable acontecimiento que tiene repercusión no sólo nacional sino internacional.

El Telégrafo

Este tipo de acontecimientos no tienen cabida dentro del corazón de la Iglesia ya que rompe con la paz personal familiar y ciudadana.

Hacemos un llamado a la conciencia de todos, de manera especial de aquellas personas que acuden a estos mecanismos, aparentemente razonables e idóneos, buscan la atención de sus gobernantes y la sociedad a sus anhelos y deseos. Les pedimos que acudan a los procedimientos contemplados por los sistemas democráticos para elevar sus peticiones sin perjudicar ni lastimar a la comunidad. Somos hijos de una misma nación y un solo Padre.

Los familiares y amigos de los secuestrados han dirigido una carta al Santo Padre, la misma que ha sido canalizada ya a través de la Nunciatura Apostólica.

Desde la Iglesia en Ecuador, nos unimos en oración para que nuestros hermanos Javier Ortega, Paúl Rivas y Efraín Segarra, y otros más, víctimas inocentes del secuestro, puedan retornar a sus hogares e integrarse a sus actividades. Es del conocimiento general que en varias de las comunidades católicas y cristianas se ha elevado una plegaria por el bienestar de nuestros hermanos, la paz y el bienestar en el mundo.

Tengamos presente que es obligación de todos velar para que no se pierda la tranquilidad y el bienestar de la ciudadanía, que se consolide en términos de amor, justicia, equidad y solidaridad. Les invitamos a no desfallecer en la oración por la paz de nuestro País y de todos.

Invitamos a todos los sacerdotes y los fieles católicos para que este próximo domingo día de la Divina Misericordia, pongamos como intensión especial en la Santa Misa la liberación de estos hermanos.

¡NOS FALTAN TRES Y LOS QUEREMOS VIVOS!