El Gobierno estadounidense sustentó su decisión en la implicación de los exfuncionarios en actos de corrupción, durante su tiempo en el cargo.
A Rafael Correa y Jorge Glas, el Departamento de Estado los señaló por aceptar sobornos mediante contribuciones políticas, a cambio de otorgar contratos gubernamentales favorables. La medida de restricción también aplica para la familia de los exfuncionarios.
Para Simón Ordóñez, analista político, la decisión del Departamento de Estado de Estados Unidos “cumple con las expectativas” de una gran parte de los ecuatorianos, que buscaban reafirmar la participación de Correa y Glas en entramados de corrupción.
“Era lo que estábamos esperando. Es un paso importante”, sostuvo.
Consideró que, esta declaración no podría abordarse desde una lectura política, debido a que el propio caso del excontralor Carlos Pólit por lavado de activos en Estados Unidos, demostró la infiltración de irregularidades en las instituciones del Estado, durante el Gobierno de Rafael Correa.
“Es una constatación de Estados Unidos de que hubo un gobierno profundamente corrupto”, dijo.
Por ello, advirtió que desde el correísmo, se busque posicionar una narrativa en la que las declaraciones del país norteamericano funcionen como un distractor ante los cuestionamientos a la gestión de Daniel Noboa.
“La degradación moral del país es la peor herencia del correísmo”, enfatizó.
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