«Muchas de las personas no están en sus casas, pero permanecen cerca» ante el riesgo de que puedan producirse el saqueo de sus propiedades, comentó Rueda, quien forma parte del equipo enviado por la organización humanitaria al lugar más afectado por la sacudida.
El terremoto, que ha causado al menos 246 muertos y 2.527 heridos, según informaciones oficiales, se produjo el sábado a las 18.58 hora local (23.58 GMT), con un epicentro situado entre los balnearios costeros de Cojimíes y de Pedernales, en la provincia de Manabí y colindante con la vecina Esmeraldas.
Unos 70 voluntarios de Cruz Roja, entre ellos médicos, paramédicos y voluntarios en atención prehospitalaria y psicosocial, integran el contingente de Cruz Roja, que llegó al centro del desastre a las 02.00 hora local (07.00 GMT) de este domingo para dar asistencia a los afectados.
También psicólogos y especialistas en el restablecimiento de contacto familiar forman parte del grupo, que se ha instalado en el estadio de Pedernales, lugar al que son trasladados los heridos, muchos de ellos tras ser rescatados de entre montañas de escombros formadas al desplomarse edificios.
El técnico en gestión de riesgos explicó que a su llegada a Pedernales, los integrantes del equipo de Cruz Roja pudieron apreciar que «la gente estaba desesperada, con el susto del evento» reflejado en su expresión, y agregó que los que han ido al estadio a solicitar ayuda «todavía no asimilan de manera real la magnitud» de la catástrofe.
Por ello, consideró previsible que con el paso del tiempo muchos heridos y familiares de víctimas sufran procesos depresivos y, por ello, el contingente de Cruz Roja incluye dos especialistas que les ofrecen apoyo psicológico.
Estos expertos se encargan también de asistir en una primera intervención a los familiares de fallecidos que llegan al estadio, donde se ha instalado un punto de registro de cadáveres.
Sobre las necesidades más apremiantes para la adecuada atención a los afectados, el integrante de Cruz Roja dijo que son necesarios equipos de sutura y medicamentos como analgésicos y antiinflamatorios.
Rueda dijo que por el momento no se ha detectado la presencia de vectores, como ciertas especies de mosquitos o roedores, que puedan transmitir enfermedades y, de otro lado, comentó que los cadáveres recuperados están siendo retirados por sus familiares, por lo que la presencia de «una epidemia, no se avizora».
El especialista remarcó la importancia de que la población siga las informaciones suministradas por instituciones públicas oficiales y desoiga los «rumores infundados» que se han propagado en algunos casos.
Según Rueda, «todas las casas» de Pedernales se han visto afectadas por la sacudida que sorprendió a Ecuador y el 40 % de ellas han quedado totalmente destruidas, mientras que un 30 % han sufrido una gran afectación, por lo que algunas deberán ser demolidas.
Tras el desastre, el Gobierno ecuatoriano declaró el estado de emergencia en las provincias de Esmeraldas, Manabí, Guayas, Santo Domingo de los Tsáchilas, Los Ríos y Santa Elena, así como el estado de excepción en todo el territorio nacional.