La organización, que añadió que el neurotóxico «era de gran pureza», no quiso sin embargo pronunciarse sobre quién perpetró el atentado que dejó a Skripal y a su hija al borde de la muerte el 4 de marzo, aunque ambos acabaron sobreviviendo.
La primera ministra británica Theresa May dijo que el gas usado contra los Skripal pertenecía al grupo Novichok, unas armas químicas rusas que sólo se fabrican en laboratorios militares de ese país.
May concluyó que existían sólo dos posibilidades: que Rusia estuviera detrás del atentado o que hubiera perdido el control del potente neurotóxico, por lo que procedió a la expulsión de diplomáticos rusos en represalia.
Tras la publicación del informe, Londres convocó una reunión de la OPAQ para el 18 de abril con el objetivo de hablar de «los próximos pasos».
«Hemos convocado una sesión del consejo ejecutivo de la OPAQ el próximo miércoles para discutir los próximos pasos. El Kremlin tiene que dar respuestas», dijo el ministro de Relaciones Exteriores británico, Boris Johnson, en un comunicado.