«Una vez aprobada en el congreso una enmienda parlamentaria, habrá que someterla a un referéndum para que la población apruebe o no lo que fue acordado en el Congreso nacional», dijo a la prensa el líder opositor, favorable a la dimisión de la presidenta, Dilma Rousseff, por los casos de corrupción que cercan a su Gobierno.
Neves participó en Lisboa en la clausura del cuarto seminario en Derecho luso-brasileño organizado por el magistrado del Tribunal Supremo de Brasil, Gilmar Mendes, en el foco mediático por haber suspendido de forma cautelar el nombramiento del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva como ministro de la Presidencia.
El dirigente del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB, centro-derecha) explicó que para llegar al parlamentarismo es necesario implementar reformas previamente.
«Superado el actual ‘impasse’ y si sucede la retirada de la presidenta (Dilma Rousseff), nosotros vamos a aprobar un conjunto de reformas los próximos año y medio o dos años, que pasa principalmente por la restricción del número de partidos políticos» para evitar la fragmentación parlamentaria, abogó.
En plena agitación política, económica y social en Brasil, Neves aclaró que su partido defiende la formación de un Gobierno de transición que sea de carácter no partidista y que esté liderado por el actual vicepresidente Michel Temer.
«El PSDB no ambiciona llegar al poder por vías transversales, esperaremos a las elecciones (…) Para nosotros, el calendario que las fija en 2018 es el adecuado», recalcó el líder opositor, que perdió las elecciones presidenciales de 2014 ante Rousseff.
Mientras Neves hablaba en la Facultad de Derecho de la capital lusa, decenas de personas se manifestaban a sus puertas en protesta por lo que consideran un intento de «golpe de Estado» contra el Gobierno de Rousseff.
«Golpistas, fascistas, no pasarán» fue una de las consignas más repetidas por los integrantes de la protesta, que tuvieron a Neves y a su colega de partido, el senador José Serra, como los principales blancos de las críticas.
Serra, histórico dirigente del PSDB, abordó en el seminario la delicada situación que atraviesa el país.
«Gran parte de lo que está ocurriendo en Brasil se debe al sistema político» vigente, señaló el senador, quien apostó por hacer alteraciones que permitan «cambiar de Gobierno sin necesidad de derribarlo, sin ‘impeachment'» (proceso de destitución).
«Yo viví el golpe militar de 1964 en Brasil y el de 1973 en Chile, pero puedo decir que la situación que se vivía entonces era menos compleja que ahora», aseveró.
Serra, antiguo candidato presidencial vencido por Lula da Silva, consideró que «lo prioritario es restablecer la confianza y definir qué sectores deben ser privilegiados a la hora de invertir» y citó las infraestructuras, la energía o las exportaciones como áreas que deben impulsar la economía.
El miembro del Supremo, Gilmar Mendes, moderador del panel de hoy, defendió que las crisis que ya atravesó el país siempre se trataron «en un cuadro de normalidad constitucional», dando a entender que ahora no debe ser diferente.
El senador, Jorge Viana, fue el único representante del partido de Rousseff y Lula, el de los Trabajadores (PT).
«En la oposición hay que tener calma y no buscar atajos» para llegar al poder, manifestó Viana en su intervención.
Viana, antiguo gobernador del Estado de Acre y alcalde de su capital, Rio Branco, instó a los opositores a «cumplir la Constitución» y a «fortalecer la democracia» y recordó que, hace 52 años, se produjo un golpe militar que «trajo un régimen totalitario escogido para hacer frente a una crisis política y económica».
«¿Es tan grave así la situación económica del país, que algunas prefieren hacer un atajo (para llegar al poder)? Por ejemplo, en 2002 (año que llegó el PT al poder), el desempleo era del 12 % y hoy es del 8 %», indicó el senador.
Viana también hizo autocrítica a la gestión gubernamental del PT: «Lo más grave ha sido no haber podido trabajar por una reforma política y por no cambiar la forma en la que los partidos se financian».
Asimismo, el senador realzó que «no quiere obviar» los «graves e injustificados problemas de corrupción» en la petrolera estatal Petrobras y otras empresas.