La propuesta de una nueva legislación ha cambiado el acalorado debate migratorio de la discusión de un muro fronterizo en el sur, que México nunca iba a pagar, a la Estatua de la Libertad, y más fundamentalmente a lo que nuestra nación representa.
El presidente Donald Trump y los senadores republicanos Tom Cotton, de Arkansas, y David Perdue, de Georgia, anunciaron detalles, la semana pasada, sobre el «proyecto de reforma inmigratoria para el empleo sólido» (RAISE, por sus siglas en inglés), un plan para reducir la inmigración legal a Estados Unidos. Los críticos sostienen que esto es una burla para la Dama de la Libertad, un faro de esperanza para los inmigrantes que llegan desde el extranjero.
El proyecto RAISE pretende reducir el número de inmigrantes poco calificados que reciben permisos de residencia en un 50% y reemplazaría al actual sistema basado en el empleo por un sistema basado en el mérito que clasifique a los posibles inmigrantes de acuerdo con aspectos específicos como educación, habilidades en inglés, ofertas de trabajo altamente pagadas y edad.
Los demócratas en el Congreso rechazaron la propuesta como vergonzosa, repugnante y emblemática de la intolerancia expuesta en la Casa Blanca.’
Jim Acosta, de CNN, preguntó al asesor político principal de la Casa Blanca, Stephen Miller, sobre la propuesta, invocando «El Nuevo Coloso», el poema inscrito en la Estatua de la Libertad. Escrito en 1883, dice en algunos de sus versos: «Dadme tus cansados, tus pobres, tus masas amontonadas gimiendo por respirar libres».
Sí, Estados Unidos tiene una honorable tradición de darle refugio a personas perseguidas de todo el mundo, y de eso es lo que trata el poema en la Estatua de la Libertad. Todavía acogemos a los perseguidos bajo la Ley de Refugiados de 1980, aunque el proyecto RAISE limitaría el número de admitidos. El punto más amplio es este: RAISE no impacta a los refugiados sino a los inmigrantes que buscan green cards o residencias legales.
Pero nuestros legisladores no pueden ignorar la realidad: los números de inmigración legal han pasado de los niveles históricos. Las élites liberales sostienen que debemos seguir dándole refugio a los pobres del mundo como siempre lo hemos hecho. Cualquier cosa menos es discriminatoria. El problema es que todos quieren venir a Estados Unidos. Tener demasiadas personas que entran en este país y que se ajustan al perfil de baja cualificación, perjudica a los trabajadores de bajos ingresos que ya viven aquí.
Según cifras del Departamento de Seguridad Nacional, más de un millón de inmigrantes fueron aceptados en Estados Unidos para residencia permanente legal el año pasado. Muchos son trabajadores de baja calificación, no cualificados o que trabajan en empleos poco cualificados. Y según la Casa Blanca, más del 50% de todos los hogares inmigrantes reciben beneficios de bienestar, en comparación con sólo el 30% de los hogares nativos estadounidenses que reciben beneficios de bienestar social.
Aunque estos números han sido debatidos por algunos, el objetivo final del proyecto RAISE es conseguir que más inmigrantes no tengan que depender de los auxilios y que contribuyan positivamente a nuestra economía, y datos de encuestas muestran que un tercio de los estadounidenses favorecen una reducción general de la inmigración.
Nuestro sistema de inmigración debe atraer a gente joven y altamente calificada, aquellos que puedan integrarse a la sociedad estadounidense de la manera más efectiva, y centrarse en unir familias inmediatas, en contraposición a los miembros de la familia extendida.
Fuente: CNN en Español