El número de trabajadores en la Refinería del Pacífico viene cayendo por la falta de inversión. La intermitencia laboral se empezó a sentir en el 2014, dos años después de que se iniciaran las obras de lo que sería este complejo petrolero.
En 2012, las obras para adecuar las 700 hectáreas donde se instalarían los equipos de la planta, un campamento, vías de acceso y el acueducto La Esperanza estaban en auge en El Aromo de Manta, en Manabí. Pero a partir del 2014, cuando el número de empleados alcanzó un pico, el ritmo empezó a descender, cuenta Rodrigo Vélez, presidente de la compañía de transporte y construcciones Ciudad Rodrigo, que proveía de material pétreo y maquinaria de carga.
En el 2014, Vélez fue notificado con la terminación de su contrato. 100 trabajadores fueron separados entonces. La mano de obra no calificada en este complejo fue la más afectada, pero también hay un impacto en las áreas administrativas y operativas.
Desde una garita de acceso, en la vía a la parroquia San Lorenzo, se observa como los guardias de seguridad piden identificarse a los pocos conductores de vehículos que llevan al personal. El pasado jueves 17 de agosto, este Diario accedió al lugar por un atajo. Desde ahí se observa la parte posterior del campamento administrativo y la vía construida por la RDP. Esa mañana no hubo rastros de trabajadores ni de maquinaria.