El encuentro de cancilleres, celebrado ayer en la sede de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), en Quito, se inició con un minuto de silencio en honor a las víctimas del terremoto ocurrido el pasado sábado 16 de abril, en las costas de Manabí y Esmeraldas.

El primero en intervenir fue Rodolfo Nin Novoa, presidente pro témpore saliente, quien en los primeros minutos de su discurso destacó el espíritu de solidaridad de los ecuatorianos y de los países hermanos para afrontar esta tragedia. “Es un honor participar en esta reunión que se realiza a pesar de las circunstancias adversas que atraviesa Ecuador”.

En esta ceremonia, donde se efectuó el traspaso de la presidencia pro témpore de Uruguay a Venezuela, el canciller Guillaume Long destacó que la naturaleza de la ayuda que hoy reciben los damnificados por el terremoto tiene que cambiar de “temporal a semipermanente”. Al mismo tiempo, comprometió a los países miembros de la Unasur a mantener su apoyo en el mediano y largo plazo.

“Hay que aprovechar esta tragedia para que la Unasur demuestre su interés por brindar su apoyo”. A su vez, el canciller indicó que una de la prioridades es ofrecer albergues a 26 mil damnificados que, al momento, no tienen un hogar. Dijo, además, que se inicia una etapa de “reconstrucción de largo aliento” donde se necesitará el apoyo foráneo.