Según la activista Egleth Noda, la noche ayer domingo abandonaron precipitadamente Ibarra unas 40 personas por temor a ser agredidas. 10 de estas llegaron a Quito y fueron recibidos en el albergue San Juan de Dios.
«Anochece, (en Ibarra) profesionales venezolanos tuvieron que dormir encerrados, poner a su hijo bajo las camas, recibir a otros amigos porque recibieron toques de puerta exigiéndoles que abrieran y salieran» dijo Noda.
También indicó que por miedo a las agresiones, sus compatriotas no fueron a trabajar en los negocios ecuatorianos, dijo que hay gente que quemó las pertenencias de sus compatriotas y «los hicieron corretear».
La violencia se desató en esa ciudad después de que una mujer fuera asesinada por su expareja, de nacionalidad venezolana, en la vía pública y en presencia de la Policía y espectadores.
Noda calificó los hechos hostiles como «una noche de los cristales rotos tropical», aludiendo al estallido de violencia que sufrieron los judíos en Alemania, en 1938.
Los migrantes hicieron un pedido para que la Defensoría del Pueblo los acompañe y active sus protocolos para garantizar que se respeten los derechos humanos de los extranjeros. Además pidieron que se active una acción de protección a favor de los niños venezolanos.
A su vez llamaron al Ministerio de Educación para que garantice el derecho a la educación y seguridad de los niños venezolanos que son parte del sistema educativo.
Según Noda, las mujeres migrantes decidieron no enviar a sus hijos a clases, porque anochece recibieron amenazas y descalificaciones en grupos de chats integrados por los padres de niños ecuatorianos.
Daniel Regalado, presidente Asociación Civil Venezolana en Ecuador, llamó a la conciliación. Pidió que los funcionarios revisen sus discursos y no promueven el odio. «Nuestros derechos están siendo menoscabados», agregó.
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Según las organizaciones al menos 240 000 venezolanos permanecen en el Ecuador. Los activistas también se refirieron a la decisión del presidente Lenín Moreno de solicitar los antecedentes judiciales apostillados para permitir el ingreso de este grupo humano.
Sobre esto Regalado dijo que la mejor solución sería que el Estado consulte la base de datos de la Interpol, porque la emisión de ese documento y apostillarlo tarda al menos seis meses.
Henry Chico, de Migrante Universal, hizo un llamado al respeto y a la conciliación entre ecuatorianos y venezolanos.
Fuente: El Comercio- Nota original: LINK