En el país están vigentes las Normas Ecuatorianas de la Construcción (NEC), que fueron actualizadas en 2015 y establecen los parámetros de diseño. En el documento consta que existen diferentes tipos de suelo, lo que determina la respuesta que un inmueble tiene ante un sismo. Los análisis a las edificaciones, por lo general, no se hacen en el país.
En Guayaquil se efectuó un estudio hace años, recordó Enrique Pita, presidente de la Federación de las Cámaras de la Construcción. Es una versión que ratifica el director de la Cámara de la Construcción de Cuenca, José Francisco Jaramillo. Uno de los grandes problemas en el país es la aplicación de lo que consta en los planos. Según expertos, es la informalidad a la hora de construir lo que se refleja en las edificaciones devastadas. Jaramillo detalló que al momento de la ejecución de la edificación, es determinante la parte económica. Los propietarios de inmuebles ahorran al no contratar a profesionales y con eso los riesgos son elevados al momento de un terremoto. Pita recorrió la semana pasada Manta y Portoviejo.
Allí confirmó que la falta de cumplimiento de las NEC es uno de los principales problemas del país. “Es evidente que hay edificios colapsados, que inicialmente eran de 2 plantas y luego terminaron siendo de 5 sin tener los estudios para saber si la estructura soportaría ese peso. Por eso toda la estructura de base desapareció”. Para el constructor, lo más extraño es que esto se ha hecho a la vista de todas las autoridades municipales, las cuales debieron ejercer el control. “Por lo menos deben verificar que exista una firma de responsabilidad de un experto para que sea una mínima garantía”.
Desde esta semana la Cámara de la Construcción de Guayaquil trabaja con la Universidad Católica de esta ciudad en un pénsum para la formación de los obreros. “El maestro de obra debe entender los principios básicos porque tiene que respetar los planos y no caer en simplezas de que tiene 50 años trabajando de la misma manera, porque un día viene un sismo y pasa lo que vemos ahora”, recalcó Pita. El objetivo es que los obreros puedan leer correctamente los planos y apliquen las normas de seguridad básicas a la hora de construir. “Para eso es necesario apoyarnos en los profesionales afiliados a la Cámara, porque ellos son los primeros interesados en que sus maestros estén capacitados”, manifestó Pita. También se espera la intervención de la Municipalidad y de las empresas proveedoras de materiales de construcción.
“Es un área que no ha sido atendida”, afirmó el dirigente gremial. Jaramillo también cree que indispensable la capacitación para que se apliquen las normas vigentes. Otra recomendación es que se cree un comité técnico para que no solo realice actualizaciones a las normas, sino que también sea el encargado de hacer controles permanentes en las construcciones y evaluar los tipos de suelo.
El viernes habrá una reunión de todas las Cámaras de la Construcción en Cuenca para analizar la situación luego del terremoto. Para los constructores, es urgente una campaña para concienciar a la ciudadanía del riesgo al que está sometido el país, especialmente en lo relacionado al peligro de movimientos telúricos.
“Cuando un ciudadano está enfermo, va donde el médico; cuando tiene un problema legal, acude a un abogado, pero en el caso de una construcción se la ejecuta como en ese momento le parezca al propietario”, expresó Jaramillo. Una muestra de que esta forma de construcción es una de las principales causas de los derrumbes es el caso del hotel Canoa, ubicado en la parroquia del mismo nombre.
Allí las instalaciones no fueron afectadas. El propietario del lugar, José Luis Rodríguez, contó que en la construcción de su negocio recibió la asesoría de un arquitecto y un ingeniero civil. Además, analizó el suelo con el Instituto Geofísico Militar para saber qué medidas adoptar en la edificación. “El hotel no tuvo daños, pero mi casa de 3 pisos sí; no se cayó, pero la tengo que tumbar”. Rodríguez está consciente de que un buen proceso de construcción no garantiza que la infraestructura no se caiga, sino que da tiempo para que las personas puedan evacuar y evitar pérdidas humanas.
Y eso es clave en un país como Ecuador, expuesto a fenómenos naturales. Otro problema es el uso de materiales inadecuados. Pita enfatizó que bajo ninguna circunstancia se debe construir con arena y agua de mar porque corroen el hierro y la estructura se debilita. Por la cercanía al océano de las poblaciones afectadas, era común el uso de estos materiales. El presidente, Rafael Correa, también pidió establecer responsabilidades. “Cientos de vidas se han perdido por construcciones de pésima calidad. Ni siquiera se cumplieron las normas de construcción anteriores, mucho menos exigentes que las actuales. El país tiene que saber los nombres de quienes, por ahorrar unos centavos, construyeron trampas mortales”.