El titular de la Senescyt, René Ramírez, desmintió que la creación de un fondo para becas de cuarto nivel restringirá la asignación estatal a las universidades públicas y cofinanciadas.

Entre los 1.027 estudiantes que cursan maestrías y otros 79 que preparan su doctorado en la Flacso (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales), el 40% de quienes reciben una beca reside en Pichincha. El otro 40% es extranjero y el 20% se divide para el resto de alumnos de Ecuador. Apenas el 3% corresponde a Guayas. Para evitar distorsiones en la asignación de recursos estatales a la educación superior, el presidente Rafael Correa propuso una nueva política de becas de posgrados.

Tanto la Flacso como la Universidad Andina Simón Bolívar (UASB) reciben fondos estatales al año. En el caso de la primera llega a los $ 15,4 millones, según una entrevista de su rector, Juan Ponce, a este diario. Antes del actual gobierno la asignación era de apenas $ 3,6 millones. El presupuesto de la universidad asciende a $ 20 millones. Con este dinero, asegura Ponce, se ha logrado implementar 6 programas de doctorado sin costo y que otorgan un estipendio de $ 1.000 a los alumnos por 3 años.

Actualmente, 80 estudiantes son parte de este proyecto. Mientras que en la Andina, el 70% de su presupuesto proviene del Estado, alrededor de $ 17 millones de los $ 27 millones que necesita para funcionar. ¿Cómo funcionará la nueva política de becas para maestrías y doctorados? Si bien aún la Senescyt debe pulir el proyecto, su titular, René Ramírez, adelantó que la creación del fondo de posgrado nacional para universidades públicas o cofinanciadas no implica una reducción en la preasignación actual. Ayer, en Guayaquil, previo a la entrega de certificados de nombramiento a 230 nuevos docentes de la Universidad de Guayaquil, Ramírez explicó que tampoco significará una reducción de la preasignación en el sistema universitario ni en becas de tercer nivel en instituciones cofinanciadas, sino tener un sistema más eficiente.

“Los estudiantes que actualmente se encuentran dentro de las universidades cofinanciadas seguirán con el sistema vigente”. Aseguró que se busca hacer más eficiente el manejo de los recursos en el caso de universidades cofinanciadas e incrementar de 14 mil a 27 mil las becas de posgrado. “Esto se tenía que haber dado si hubiese sido bien utilizado”, criticó. En el país la participación de matrícula de posgrado es de alrededor de un 5%, lo que es muy bajo, reconoció Ramírez. “Si nosotros queremos desarrollar el país debemos impulsar esta política”.

Adelantó que con la propuesta se busca generar un programa, para crear un fondo, con el fin de que la ciudadanía pueda recibir y elegir diferentes posgrados alrededor del territorio y de todas las universidades que cumplan los requisitos y hayan sido aprobadas por el Ceaaces. Por ejemplo, la Universidad de Guayaquil, que oferta 16 maestrías, no recibe ningún apoyo, agregó. La Feupe se reuniría hoy en Quito para entregar sus aportes En Ecuador, cursar una maestría puede costar desde $ 4.200.

Por ejemplo en la Flacso, considerada la más costosa entre las universidades públicas, un estudiante paga al año $ 6.485 en aranceles por un programa de posgrado (ver infografía). Ante la propuesta del Ejecutivo, el presidente de la Feupe (Federación de Estudiantes de Universidades Particulares), Erick Mozo, indica que se trata de una política positiva para promover la educación de cuarto nivel y para que exista una regulación de los presupuestos de las universidades que son entregados desde el Estado.

“Lo que dice la LOES (Ley Orgánica de Educación Superior) es que cada universidad tiene que sacar el costo óptimo de la carrera por estudiante y eso fue algo que no todas las universidades hicieron y ocasionó que este se encuentre por encima de lo que costaría realmente la carrera”, expresa Mozo. Hoy Mozo prevé reunirse con representantes de las Federaciones Universitarias en el Consejo de Educación Superior (CES) para debatir sobre el tema.