El opositor venezolano Leopoldo López asegura que saldrá de la cárcel «fortalecido y sin rencores» y que seguirá luchando por «el bienestar y la prosperidad de su pueblo, la defensa de la democracia y la libertad de los venezolanos».
En una entrevista que publica hoy el diario español El Mundo, López, que cumplió ayer dos años en prisión, manifiesta que «hay que cambiar a este Gobierno ineficiente, corrupto y antidemocrático», en referencia al Ejecutivo oficialista presidido por Nicolás Maduro.
Sin especificar el mecanismo para el cambio, el líder del partido Voluntad Popular (VP), incluido en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), considera que el «debate más importante debe estar centrado en la construcción de un gran acuerdo nacional».
Leopoldo López fue condenado en 2015 a casi catorce años de prisión por delitos de instigación pública, asociación para delinquir e incendio, en relación con los incidentes violentos registrados durante una marcha antigubernamental que había convocado en febrero de 2014.
Venezuela sufre una importante crisis política, con una división entre el Gobierno oficialista de Maduro y una Asamblea Nacional controlada por la oposición de la MUD.
El opositor (44 años) defiende una serie de medidas, entre las que destacan: relanzar la economía con una reducción de las importaciones y una estabilidad de las inversiones; mejorar la seguridad, y reducir la pobreza.
El país latinoamericano sufre una importante crisis económica, agravada por el descenso de los precios del petróleo, una de sus principales fuentes de ingreso.
López cree también «esencial» acabar con la delincuencia en Venezuela, considerado uno de los países más violentos de la región, según diferentes ONG.
Todo esto sin olvidar la necesidad de «implementar políticas que beneficien a los más desposeídos».
López, padre de dos hijos pequeños, también tiene palabras para su familia, pues manifiesta que lo más difícil de su encarcelamiento es ver cómo en muchas ocasiones a su esposa y a sus hijos les niegan el acceso para poder visitarlo de manera arbitraria, lo que le llena de «frustración e indignación».