Con una autorización y acompañada por un policía y un socorrista, la familia de Ana Casares -así como otros comerciantes- pudo ingresar ayer al centro de Tarqui (zona devastada por el terremoto del 16 de abril) a retirar la mercadería. Los negocios de venta de ropa de los allegados a esta mantense estaban ubicados en la Bahía de Tarqui. La joven informó que recibieron un salvoconducto para sacar los artículos y, en su caso, los maniquíes de su local.
El lugar está sectorizado para la evacuación de las cosas en toda la zona. Además se crearon subzonas y cada una tiene ya delimitadas las calles y avenidas. Sara Delgado, directora de Obras Públicas del Municipio, dijo que se autorizó el ingreso a los comerciantes cuyos negocios fueron evaluados por los técnicos.
“De acuerdo a la simbología respectiva, pueden entrar a hacer el retiro de lo más necesario, porque se debe tener claro que no vamos a autorizar mudanzas, sino un desalojo de los artículos más importantes que quieran rescatar”, precisó. Mientras en la zona cero se cumple el retiro de mercadería, hay comerciantes que decidieron invertir en productos y asentarse en espacios que el gobierno local ha permitido, como la avenida 4 de Noviembre y J-1. Uno de ellos es Jacinto Briones. Su puesto de verduras estaba muy cerca del edificio Felipe Navarrete, que se desplomó por efectos del movimiento telúrico. Perdió todo. Estima que eran más de $ 300 de inversión, pero volvió a emplear de sus recursos para seguir con el trabajo.
“Estamos vendiendo a precios más bajos que antes. Es necesario hacer conciencia de que al momento la ciudadanía no tiene tantos recursos. Por ejemplo, antes daba cinco o seis choclos por $ 1. Ahora doy 7 por el mismo valor”. El movimiento en el lugar, al lado de la 4 de Noviembre, comienza desde las 05:00 y se extiende hasta las 19:00, como indica Lilian Mantuano, quien no resiste el sofocante sol durante el día. “Las ventas con relación al centro de Tarqui son bajas”, afirmó.
Xavier Vera, inspector de la comisaría municipal, recordó que en el mercado de Tarqui habían 1.500 comerciantes agremiados y unos 300 informales. Estos últimos se encuentran en diferentes sectores. El lugar donde se ubicaron Jacinto y Lilian era un paradero de vehículos. Hoy se convirtió en un espacio regulado. En este sitio también circulan los comerciantes de Picoazá, que de a poco van llegando. Cristóbal Vera explicó que es como volver a comenzar. Las ventas están bajas. José Mosquera, vendedor de pollos criollos, espera que pronto les asignen un lugar más amplio, por cuanto el actual es reducido. E
n Los Esteros también se están asentando comerciantes que antes laboraban en Tarqui. Fabiola Cuastumal, quien oferta legumbres, se ubicó desde el martes de la semana pasada en este espacio. La preocupación la invade porque lo que invirtió se está perdiendo debido a la escasez de clientes. “Se me ha podrido la mercadería”, señaló la mujer quien ha laborado 45 años en el mercado de la zona devastada. “Allí vendíamos todos los días lo que invertíamos”. Expresó que posiblemente les van a asignar un espacio en El Palmar.